Capítulo 5.

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Aunque inalcanzable que parecía, llegamos. Al fin nos ibamos a quitar los puñeteros tacones.

Nos sentamos en el sofá mientras los chicos encendían la chimenea, ¡qué agusto se estaba!

-¿Queréis algo, chicas? Unas patatas, un chocolate caliente...

+Yo sólo quiero un vaso de agua, lo necesito.- contesté.

-Para mí otro.- Siguió mi prima.

A los 5 minutos nos encontrábamos todos sentados en un mismo sofá, mirando fijamente la chimenea y escuchando el crujir de fondo.

Alex, rompió el silencio.

+Hey, ¿echamos un Slender?

-Nada nos apetece más que eso, ¿a que sí pri?

+Me lees la mente, bitch.- dije seguido de una risa.

Estábamos tan concentrados en el juego que las horas pasaban y ni siquiera nos dábamos cuenta.

Después de una partida dejé de jugar, tenía bastante sueño y todavía me dolía el tobillo, hasta que me dormí inconscientemente.

Me desperté, miré al típico reloj digital que se encuentra en la mesita de noche. Las 8:45 de la mañana y yo no sabía cómo había acabado allí.

Bajé las escaleras y me encontré a Sergio desayunando unas tostadas bastante quemadas y un vaso de leche.

-Buenos días Ana.

+Buenos días Sergio. ¿Sabes qué pasó anoche? Porque no tengo ni idea.

-Verás, te quedaste dormida en el sofá y como ya era bastante tarde convencimos a tu prima para que os quedáseis a dormir, tampoco queríamos despertarte.

+Y si me quedé dormida en el sofá, ¿cómo subí a la habitación? Espero no ser sonámbula.

-No, tranquila, te cogió Alex y te acostó en su cama, el ha dormido en el sofá.

+Wow.

-¿Qué pasa?

+No, n...nada, nada, que cómo te puedes comer esas tostadas o bueno, mejor dicho, quemadas.

-Es lo que tiene no haber aprendido de una mujer.

+Hmmm bueno, si quieres te puedo hacer un desayuno, se me dan bastante bien.

-No hace falta, en serio.

+Que sí hombre, que no te vas a comer eso.

-Bueno...está bien. Oye Ana, se me olvidaba, ¿cómo está tu tobillo?

+Mejor, mucho mejor, gracias por preguntar. Por cierto, ¿y mi prima?

-Está en mi habitación, hablando por teléfono con tu madre y la suya, para que no se preocupasen. ¿Por qué?

No respondí y me dirijí a la nevera para ver qué podía hacer con los pocos condimentos que me encontré al abrirla.

Alex se despertó.

-Buenos días, ¿dónde están las chicas Sergio?

+Ana está en la cocina, preguntó por tí. Katrina está en mi habitación, ahora baja.

Las idiotas también se enamoran.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora