Ya hecha la cena, Katrina, Álex y Sergio prepararaban la mesa mientras yo repartía la comida.
Terminados de cenar nos lavamos los dientes mientras pensábamos en jugar una partida de Slenderman o Minecraft. Puesto a que la otra noche habíamos jugado a Slender nos decidimos a jugar al Minecraft por parejas; Katrina y Sergio en un portátil y Álex y yo en otro. El reloj señalaba las 23:45 y decidimos terminar la partida porque Sergio tenía sueño y mi prima no tenía ganas de jugar más. Ellos se acostaron y se dispusieron a dormir. Álex y yo no sabíamos qué hacer a continuación y como todavía era pronto para nosotros le pedí que me enseñara la música que tenía en su móvil. Era genial conocer a un chico con los mismos gustos que yo, lo mismo pensaría Katrina de Sergio.
Pasados tres cuartos de hora nos entró sueño y a Álex le entró un poco de fiebre así que me puse mi pijama para dormir en poco tiempo al igual que Álex.
-Estás preciosa.- dijo Álex cuando me vio entrar a la habitación con el pijama.
+Pero si estoy en pijama, además, no soy para nada agradable a la vista.
-Para mí sí, estás preciosa hasta con pijama.
+Te afecta la fiebre eh Álex.
-No es la fiebre Ana, te lo digo en serio.
+Bueno, cambiando el tema de las mentiras, me voy al sofá, buenas noches.
-¿Por qué no te quedas aquí a dormir conmigo?
+Porque...no sé, es tu cama, además no...
-Jo...quería que me cuidases.
+No sé como cuidarte, tú duérmete va, si me necesitas estaré en el sofá.- dije acariciándole la mejilla.
-Quédate, por fi...
+Me puede tu cara de cachorrito. Está bien, pero sólo porque estás enfermo.
Me acabó convenciendo a pesar de negarme repetidamente, ¿cómo puedo decirle que no?
Al día siguiente me desperté, me giré y lo vi a él, durmiendo como una pequeña marmota. Decidí observarle mientras dormía, hasta que a los 10 minutos se despertó.
-Buenos días, ¿qué tal has dormido?
+Buenos días, he dormido genial. ¿Y tú? ¿Te encuentras mejor?
-Mucho mejor, gracias a tí.
+Nah, seguro que no ha sido por mí. ¿Desayunamos? Me suena la tripa.
-Lo que tú digas, enana.
Después de lavarnos la cara, nos peinamos, bajamos las escaleras y vimos a Sergio y Katrina desayunando muy felices, dando de comer el uno al otro.
+Buenos días tortolitos, ¿qué tal?
-Ya ves, genial ¿y vosotros qué?.- interrogó Katrina.
+Pues genial también.-contestó Álex por los dos.
Después de desayunar nos vestimos y nos pusimos en camino al cementerio, tal y como le prometí a Álex.