No nos llegamos a besar, aunque los dos estábamos deseando de que nuestros labios rozasen. La guerra de cosquillas fue interrumpida por una voz:
-¡CHICOS! ¡HAY QUE HACER LA COMIDA!-gritaron desde la escalera Sergio y Katrina.
+¡YA VAMOS!-exclamó Álex mirando a la nada.
Me estirazé en la cama, me crují todos los huesos que pude y suspiré.
-Vamos, perezosa, que hay que hacer la comida.
+Jo, tengo sueño.
-¿Me vas a obligar a seguir con las cosquillas?
+NO, POR FAVOR.
-Pues venga va, que se van a enfadar.
+Jopetas. -dejé caer mi cara en la almohada hasta que sentí como se acercaban pasos. Me tiró de los pies y me cogió en brazos.
-Vamos, enana, después duermes si quieres.
No tuvimos más remedio que bajar.
Después de comer, recogimos la mesa mi prima y yo. Álex y Sergio fregaban los platos mientras Katrina y yo íbamos en camino de preparar la ropa para después de la ducha.
+Fuck pri, sabes que...ropa no tenemos, ¿no?
Me miró con los ojos abiertos como platos y exclamó:
-Pues sí que es verdad, ¿ahora qué hacemos?
+Tendremos que ir en pelotas por la casa, a no seeeeeer...que vayamos al pueblo en busca de ropa.
-Sí boba, ¿quién nos lleva?
+¿Para qué están los taxis?
-No tenemos dinero.
+Lo sé... Mira a ver en los bolsillos, yo miraré en los míos.
-Yo sólo tengo 0'50€, ¿cuánto tienes tú?
+1'00€ y chatarras.
-¿Por qué no le decimos a los chicos lo que nos pasa?
+Sí, mejor.