Se notaba el cambio de temperatura al salir del coche. Era una noche fría y me temía que me iba a resfriar.
Le cogí la mano a Álex y se sorprendió de lo rápido que se me habían congelado las manos; me las cogió y las besó mientras no apartaba la vista de mí.
Escuchábamos la música desde fuera, y la casa se veía que era bastante grande y bonita. Me estaba poniendo nerviosa, el conocer a alguien de su familia y encima estar rodeada de gente que no he visto en mi vida me echaba a temblar. ¿Qué impresión daré?
-Idiota, no te rayes que vamos a pasar una gran noche.
Este chico parecía que me leía la mente.
+Es que me da mucha vergüenza jope...
-Tranquila cielo, relájate y no olvides lo más importante; sé tú misma.
+Uff...está bien.
Le di un beso antes de entrar y me cogió del hombro para arrimarme a él.
Habían personas de 18 hasta unos 24 años, y parecía que todos se estaban divirtiendo y bailando. A su rollo, como digo yo.
Vi que se acercaba una chica un poco más alta que yo, con media melena cobriza y ondulada, y un aspecto bastante simpático y sociable. Imaginé que era la prima de Álex y si no me llega a apretar un poco de la cintura, ni me doy cuenta de que es ella.
-¡Hey chicos! ¿Qué tal? Soy Raquel, encantada.
Se presentó ella sola, y seguido de dos besos, nos dedicó una gran sonrisa que no borraba de su cara.
A simple vista, me caía bastante bien. Me recordaba a una de mis mejores amigas, ¡ay, mis amigas...! No me ven desde hace días, las llamaré mañana a ver qué tal van.
De repente me salí de mis pensamientos, íbamos a ir a tomar algo y charlar un poco.
Yo no suelo beber, pero esa noche necesitaba beber algo que me hiciera soltarme un poco y no quedarme callada toda la noche, así que me pedí algo flojito.
A lo largo de la noche empecé a soltarme y la timidez se me fue un poco al estar rodeada de gente que me hacía sentirme agusto. Todo fueron risas hasta que mi prima se levantó y nos dijo de bailar. ¿QUÉ? ¡SI YO NO HE BAILADO EN MI VIDA! Preferí quedarme sentada, pero Álex no lo pensó dos veces y me levantó del sillón.
-Ana, quiero bailar contigo.
+Pero si no sé bailar.
-Tranquila, yo tampoco.
He de admitir que me reí muchísimo con los bailes cutres que se marcaban Álex y Sergio. Mi prima, Raquel y yo nos pusimos a bailar como idiotas, hasta que nos dimos cuenta de que los chicos no estaban. ¿Dónde se habrían metido? Intenté ser positiva por una vez, y pensé que quizás se fueron a por más bebida, o se habrían alejado sin querer. No me extraña, iban a su bola...
De repente vi que un tío nos miraba mucho, pero intenté pasar y seguir bailando con ellas.
-¿Habéis visto lo mismo que yo?
+¿Qué pasa Raquel?
-Nada Katri, que he visto a un tío que nos miraba mucho y no me hacía mucha gracia.
+Va chicas, pasando de él.
A los 15 minutos me empecé a preocupar, porque los chicos seguían sin aparecer, y les dije a las chicas que iba a sentarme, que se quedaran ahí y que no tardaba nada, sólo iba a ponerme una tirita en la herida que me estaban haciendo uno de los zapatos.