Capitulo Uno.

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 Nacimos para crear una vida, llena de ilusiones, defectos, sueños... Mi sueño era poder ser feliz. Mi vida era difícil. Tenía que esforzarme más que nadie para sobrevivir. Tenía a mi pequeña hermana que me acompañaba, ella era luz que guiaba mi vida. Sin ella no podría tener ninguna voz que me dijera "Sam, sigue, hazlo por tu hermana".

—Sam, tienes que venir, tu hermana te necesita— colgué la llamada rápidamente, salí corriendo hacia el hospital.

Al entrar, fui hasta la sala 48, donde se encontraba mi hermana, estaba mirando hacia la ventana, toque el vidrio, sonriendo al saber que estaba bien y... viva.

—Viniste— la doctora hablo por mi lado izquierdo— ve, entra y habla con ella, a pedido que vengas desde que despertó— asentí y abrí la puerta lentamente.

Ella se dio vuelta y me miro, con sus ojos celestes que brillaban, corrió hacia mí a darme un abrazo fuerte, mire para arriba conteniendo las lágrimas y sonriendo.

—Te extrañe Mia— le dije— ¿Qué estuviste haciendo hoy? — agarro mi mano y me dirigió hacia la cama donde estaban muchos dibujos.

Los mire y vi, uno de un perro, otro de mí, otro de estrellas en el cielo y el ultimo de dos personas. Al costado de cada una decía mama y papa. Ese último lleno mi corazón de angustia, luego la mire que sonreía.

—Sam, quiero que dibujes conmigo— yo sonreí también y agarré un crayon, empecé a dibujar con ella.

Ella era lo más perfecto, hermoso y valioso de mi vida. Amaba que dios me diera más días, para que pudiera despedirme bien de ella.

Mia tenía cáncer, cáncer de pulmón. Tiene tan solo ocho años, es lo que más me pone triste. Ella no va poder vivir muchas cosas. No va poder saber lo que es vivir la vida.

Sin darme cuenta me he dormido con ella, estaba durmiendo en mi regazo. Me levante sin despertarla, al conseguirlo agarre mis cosas y bese su frente.
Salí rápidamente del hospital.

—Hola— conteste mi teléfono.

—Estás atrasada veinte minutos tarde, Samantha— suspire.

—Sí, lo sé, lo siento, mi hermana...

—Si no llegas en diez, olvídate de tu trabajo— mire mi reloj, y corrí hacia el metro.

Mientras llegaba había un chico que hizo que me chocara con él a lo que casi me caigo, pero él me ayudo antes de caer al suelo, mire sus ojos cafés, unos hermosos a decir verdad.

—Lo siento y gracias—me voy corriendo antes de que las puertas se cierren.

Al salir, seguí corriendo a llegar al café "Anna's", y ahí estaba mi jefa, escribiendo no sé qué en un papel.

—Perdón por llegar tarde— dejo de escribir y me miro, con mala cara obviamente.

—Bueno— miro su reloj— a tiempo de los diez, ve a cambiarte te toca limpiar los baños— entró a la cocina.

Me puse mi delantal y fui al baño, justo salía un viejo gordo, me miro con cara pícara yo lo ignore y entre, con razón, había un olor allí dentro que casi me muero.

Después de una tarde llena de trabajo, retos, órdenes y demás me fui a mi departamento.
Me cocine unas palomitas y agarre una gaseosa, me acosté en mi amada cama, puse una película al quedarme totalmente dormida.

Desperté y desayune, ahora iba directo a mi otro trabajo de entregas de pollo, "Curtly".

—Hola Sam— salude con mi mano al señor Gary, que era el gerente.

Sam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora