Capitulo Veintiuno.

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Al bajar del bus, lo primero que hice fue mirar hacia donde estaba mi amiga. Seguía con Ethan, riéndose.

— ¿Ailey podemos hablar?

El prendió un cigarro y miro hacia su amigo que estaba detrás de mí, el apoyo un brazo en su hombro y se lo llevo lejos de nosotras.

Gracias, Christian.

Ella tosió y se cruzó de brazos, me miro seria. Yo en cambio metí mis manos adentro de mis bolsillos y la mire tristemente.

—Que yo sepa no tengo nada que hablar contigo.

—Aly, no me saltes a la defensiva, si tenemos que hablar, quedo todo muy mal.

— ¿Por qué será que quedo todo muy mal no? — levanto sus cejas.

—Fue porque no quisiste escucharme bien, tú sabes que él te usa solo para cogerte y dejarte tirada, ¿no?

Sé que estoy siendo demasiado directa. Pero ella sabe que soy así.

—Sé que él no te gusta, y posiblemente el me use, pero...

Sus ojos verdes comenzaron a cristalizarse, mordió su labio inferior, creo que para contener sus lágrimas. Se parecía tanto a mí en este sentido.

Si ella llega a llorar, puede ser que yo llore también.

—Amiga— apoye mis manos sobre sus hombros— él te gusta, te está cegando— ella ya lloraba y yo también.

— ¿Cómo hago para matar estos sentimientos entonces?

Mire detrás de ella, y los dos venían. Christian por su lado con las manos en los bolsillos, serio. Y Ethan, también pero mirando fijamente la espalda de mi amiga.

— ¿Por qué no mejor le preguntas directamente a el que quiere contigo? — señale detrás de ella.

Ailey temblorosa se dio vuelta. Él se sorprendió al verla, seguro porque estaba llorando.

Christian me agarro del brazo llevándome hacia él sabe dónde.

—Chris... me quería quedar.

—Mi amigo se hará cargo de todo, es un idiota pero le dije que le cuente la verdad y sutilmente— asentí.

Mire a mi alrededor y mis profesores ya no estaban. Algunos de mis compañeros se quedaron, y los amigos de Christian se hicieron presentes.

—Bro— le palmearon la espalda a Chris.

—Sam— me saludaron.

— ¿Y Ethan?

—Oh tiene...— me miro— un problema serio que solucionar.

—Bueno, iremos por unas cervezas, ¿vendrás?

—Sí, iré.

Todos ellos se fueron riéndose de cualquier estupidez, doblando la cuadra.

Ahí fue cuando mire a mi amiga venir con el chico, su distancia era como de cuatro pasos, ella solo miraba el suelo, con las manos en los bolsillos y el con la mirada sobre mí, fríamente.

—Ethan vamos por cervezas, los chicos quieren que vayamos.

El asintió serio, ahí fue cuando desvió la mirada para la calle.

—Chau linda— me beso en mi mejilla y sonreímos luego— chau Ailey— y le sobo el hombro.

Ethan no miro, no se despidió, no dijo nada, solo camino. Nunca me caería bien esa clase de chicos. Por suerte Christian no es tan idiota como él.

Sam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora