Capitulo Nueve.

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Lunes 15 de Octubre, 2012.

—Cariño tráeme el periódico por favor.

—A cambio un café— amaba su relación, era super especial.

—Mama— bostecé.

—Sam, es temprano, que raro tu levantándote temprano— rió mi papa.

Él era una persona muy amable, nunca lo podías ver enojado, era de esas personas cálidas.

—Es que, además de tener insomnio toda la noche, no puedo dormir más.

—Sam dale esto a Lyn— mama me dió un plato con comida para gato— toma señor periódico— le sonrió a mi papa— ¿y mi café?

Ella era una persona muy generosa también, pero tenía su carácter, ella era la debilidad de papa.

—Oh, lo olvide— sirvió café en una taza y se lo tendió a mama— toma señora café— ella lo miró y le dió un beso.

Mia corría por la casa persiguiendo a nuestra ya vieja gata, Lyn. Ella solo corría para que no la alcance mi pequeña diabla hermana menor.

—Mia deja de perseguir a la gata, que tu hermana le tiene que dar comer— deje el plato en el suelo.

Comimos en el almuerzo un pavo, estaba exquisito. Papa cocinaba muy bien, siempre él se encargaba de cocinar los fines de semana.
Los abuelos nos acompañaban. En la tarde también se sumaron los tíos y amigos de papa, ya que el a donde iba, invitaba a todos a compartir amistad, un hombre muy social.

—Entonces haces esto— Alex, hijo de unos amigos de papa, estábamos jugando al Lego, había traído su juego.

— ¿Te crees muy genial no? Mira esto— le enseñe lo que había construido y le saque la lengua, el río.

Después merendamos en la sala viendo Bob Esponja, casi siempre venía a casa a jugar o yo a la de él, se podría decir que era un amigo.

—Sam— mama tocó la puerta, yo estaba con Mia en mi habitación jugando al famoso juego "Monopoly"— ven abajo.

—Sam iremos a comprar el regalo a tu hermana— dice papa yo asentí— cuida a tu hermana, vendremos en dos horas porque cenaremos con los amigos.

Yo asentí, me saludaron con un beso en la mejilla y fui arriba con mi hermana.

—Mia ¿quieres ver Monster Inc?

— ¡Sí! ¿Hacemos palomitas? — asentí.

Después de ver y comer en la cena lo que quedo del almuerzo de papa nos fuimos a dormir. Cuando desperté fui a la habitación de mama y papa, no estaban, seguro estaban abajo preparando el café de la mañana que tanto les gustaba con sus hot cakes.

Al bajar me entere que no estaban en casa, no se olía su café ni ellos estaban ahí en la cocina, agarre el teléfono y marque a los amigos de papa.

—Hola Am, ¿mis padres se quedaron en su casa por casualidad?

—Sam, ¿no volvieron? Ellos ayer se fueron a las doce, averiguaré, ustedes no salgan de casa y ni le abran a nadie, ¿entendido? Si nosotros iremos, llamaré primero.

Eran las seis de la tarde. Mia me preguntaba cuando iban a venir nuestros padres, si ellos estaban bien, porque se habían tardado mucho en volver. Yo también me hacia esas preguntas.

El teléfono sonó y corrí hacia él.

Samantha— Greg habló por el teléfono— iremos a su casa, ya sabemos que paso con... sus padres, iremos en diez minutos.

Después de que ellos llegaran me enteré de la verdad. Yo con trece años y mi hermana con cuatro nos quedamos huérfanas.

El accidente ocurrió a las doce y veinticinco de la madrugada. En el otro auto estaba un hombre que iba conduciendo a velocidad de luz, borracho, encontraron los cuerpos adentro del auto, el otro señor estaba vivo.
Y después de que Mia cumpliera los siete, nos enteramos que tenía cáncer. Una vida que pasó de un arcoíris a una tormenta, y como decía en la película "Alicia en el país de las maravillas", Alicia- ¿Cuánto tiempo es para siempre? Conejo blanco- A veces es solo un segundo, ahí supe entender su frase.

Los últimos dos años nos quedamos juntas, solas en un departamento, no quería volver a mi antigua casa, ni Mia, ya que le pregunte y se negó, los extrañábamos mucho.

Ella solo quería que todo fuera como antes, yo igual.

—Mia iré a llevarte al hospital y luego iré a mi escuela.

—Me quedaré en casa, después llévame al hospital.

—Tu salud ante todo linda.

Aunque ella no le gustara, sabía que era mi primordial. Ella estaba segura, sabía que tenía cáncer, que pronto iba a abandonar la tierra y estaría en el cielo con nuestros padres, y también sabía que era yo la que más sufría.

Fueron así cuatro años después de que mis padres se fueron. Cada 15 de Octubre íbamos al cementerio. Comíamos sushi, a pesar de la comida favorita de Mia era también de nuestros padres, ya que así se habían conocido, mi mama mesera de un restaurante japonés y mi papa cliente.

Cuando pensaba que mis padres ya se iban, mi hermana de ocho años se iba y yo quedaría sola, con solo pensar eso, me daban literalmente ganas de no seguir viviendo. Aunque tenía que pensar en mi mejor amigo y su familia que me amaban como su segunda hija.

Pero necesitaba esa fuerza, una fuerza de seguir viviendo.

— ¿Sabes que siempre estaremos aquí contigo no? — abracé a mi mejor amigo, fue un día después de que a mi hermana la llevaran a hacerse una operación.

—Lo sé— tratando de sonreír.

Yo pensaba que en el futuro me iba a casar y mi hermana sería la que daría los anillos, que mis padres me iban a acompañar a elegir el vestido. Que iban a ser abuelos, podrían conocer sus nietos, verlos crecer. Mia iba a cuidarlos o llevarlos a la escuela cuando ella quisiese, pero no, no todo en esta vida es perfecta, no todos tienen una "vida normal" y era una de las personas en el mundo que lo más lo sabía. 

Sam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora