Capitulo Trece.

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- ¿Qué? ¿De qué hablas Alex? - él se rió sarcásticamente.

- ¿Quieres saber? - encogió sus brazos- como tu mejor amigo tengo el deber de decirte la verdad.

- ¿Qué verdad? ¿Qué eres un idiota? - miré a Christian y el lo miraba muy mal.

-Christian- le toco el brazo- sólo habla Alex.

-El mal nacido que está a tu lado jugó una apuesta- Christian se rió- quiero ver que te sigas riendo cuando yo te golpee por lo que estás haciendo.

- ¿Cómo que jugó una apuesta? - me separé de Christian.

-Samantha, él te uso, jugó una apuesta con sus amigos para acostarse con la nueva- mis ojos estaban húmedos- y tú no te diste cuenta, este idiota- lo señaló- sólo dice puras mentiras, es un mujeriego de mierda y no toma en serio a las mujeres.

-No sabes nada de mi- se cruzó de brazos, Christian me miró- ¿es en serio?

-Solo dime una cosa Christian y respóndeme con toda la honestidad del mundo- lo mire ya con lágrimas en los ojos- ¿es verdad lo que me dice Alex?

Él tenía una mirada triste, confundida y nerviosa a la vez.
Solo su mirada lo decía todo. El sí hizo una apuesta.

- ¡¿CHRISTIAN ES VERDAD?! - pregunté ya desesperada y aumentando mi voz, mis lágrimas caían.

-Si- respondió seco, eso hizo que mi corazón se rompiera en cuatro pedazos, largué un suspiro.

-Que bien que lo conseguiste- lo mire fríamente- justo cuando mi hermana se fue, tuviste tremenda oportunidad para hacerlo.

-Sam... - intentó acercarse a mí pero no lo deje, retrocedí.

-Puedes morirte- camine hacia la puerta de mi edificio pero volví hacia el- no me hables jamás en tu puta vida.

Corrí hacia mi edificio.

- ¡Samantha! - lo escuché decir.

Entré al ascensor y cuando las puertas se cerraron solo caí llorando en el piso. Soy una idiota, como pude estar tan ciega, sabía que él era así, mujeriego que no ama a las mujeres, solo las usa.

Odio esto, porque lo sigo queriendo en vez de odiarlo.

Toda la tarde llorando, sola. Alex tenía razón, no tenía que acercarme a él, pero me acerque como estúpida sin darle la razón ni escuchar sus advertencias.
Mi teléfono tenía diez llamadas perdidas de Christian y tres mensajes de él.

"Sam, responde las llamadas"- Christian, 12:05.

"Por favor, lo siento, quiero hablarte" - Christian, 12:09.

"Sam, no te quiero perder, soy un idiota sí, pero quiero arreglar todo, por favor contéstame"- Christian, 12:30.

Mordí mi labio inferior, lo odio, lo odio con todo pero a la vez quiero perdonarlo. Soy una idiota, sí, pero no soy una puta arrastrada.

No sé si podre perdonarlo.

Hice café, serví el líquido en mi taza de lunares.
Me senté en el piso, apoyándome en la ventana de mi balcón. La lluvia comenzó a aparecer, el día empezó con un sol tremendo y después se convirtió en solo lluvia. Y el día me representaba, me desperté con un tierno y hermoso Christian, yo una ilusa y ciega. Después el mediodía solo me entere de la horrible verdad.

Mi timbre sonó, me levante y deje la taza en la cocina. Fui a la puerta, lamentablemente no eran esas que tenían un agujero y podías ver a la persona que estaba del otro lado.

Sam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora