Capitulo Dos.

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—Alex— entró a mi casa con una bolsa de McDonald's y dos vasos.

—Compre tu combo favorito— sonrió, dejo las cosas en la mesa y me quede viendo como sacaba las cosas— ¿Qué tanto miras?

—Nada, que debería comprar yo la comida.

—Tonta, deja de ser así y ven a comer— sonreí y me senté— ¿Cómo está tu hermana?

—Mejor—agarré la hamburguesa y empecé a comer— ¿sabes? Tiene una lista de deseos, muchos deseos para cumplir y solo los quiere hacer conmigo.

—Genial.

—Igual no sé qué haré cuando ella se vaya— me quedé mirando al vaso de gaseosa.

—Seguirás con tu vida, buscaras la felicidad y yo estaré ahí para ayudarte a encontrarla.

—Gracias Alex— asintió y me abrazó— bueno... ¿Qué es eso de lo que me tienes que decir?

—Ah...— tragó la comida y tomó un sorbo de su gaseosa— me cambiaran de escuela.

— ¿Qué?

—Si— se quedó mirando la pantalla de mi tv— mama me dijo ayer, por más que le discuta me cambiaran, igual quédate tranquila que te iré a ver todos los días.

— ¿Y a cuál te cambiaran?

—Al Adan's High School.

No puede ser, mi mejor amigo se cambia de escuela, y no a una común, a una de las mas prestigiosas del país.

—Okey, esto es raro, te vas a una de las mejores del país Alex.

—Sí, lo sé.

—Y a la que va Annie, ¿no? — asintió.

Le sonó el teléfono, una canción de Coldplay, "A Sky Full Of Stars".

—Annie, hola bebe— hablando de Roma— estoy con Sam, no, no amor, si, ya sabes que es una amiga— sonreí y agarre mi celular— iré ahora mismo, si, te amo, okey, bye bebe.

"Bye bebe"— lo imite y reí— derrochas ternura Alex.

—No te rías de mi—se puso su chaqueta.

—No lo hago— sonreí, abrí la puerta.

—Te quiero y si necesitas algo solo—hizo la seña del teléfono en la oreja, asentí.

—También te quiero Alex, pero antes de que una novia me asesine ve— asintió y me dio un beso en la mejilla.

Me acosté en mi sillón y mire la televisión.

I wish I found some better sounds no one's ever heard... Mi alarma empezó a sonar. Me quede dormida y ahora sufro dolor en el cuello por el maldito sillón.

Fui a la cocina y desayune, luego iría al hospital a ver a mi hermosa hermana. A cumplir su lista de deseos.

—Hola hermosa— me senté a una silla que estaba cerca de su camilla— ¿Cómo dormiste?— acaricie su rostro.

—Bien— sonrió— ¿hoy iremos a pasear?

—Sí, ya sabe la doctora y nos acompañaran unos enfermeros, pero ni te darás cuenta que estarán con nosotras.

—Disculpa— entró una enfermera—Mia tienes que desayunar.

—Yo me ocuparé, gracias.

Mia viendo el Sol, los pájaros, el cielo. Solo era hermosa, verla sonreír era mi medicina. Ella era una niña excelente.

Al dejarla devuelta en el hospital, me dio un gran abrazo y una sonrisa de oreja a oreja. La amaba más que a nada en el mundo.

—Hola Gary— el me saludó— estas son las entregas ¿no?

—Sí, me da pena que cuando comiencen las clases tú, una de mis mejores empleadas se vaya.

—A mi igual, saber que en este lugar conocí a muchas personas geniales y que me tenga que ir tan rápido, pero no es para deprimirse, iré a trabajar.

Agarre el casco y las entregas, ya iba en camino. A mi suerte me quedaba una, solo fue rápido.
Toque timbre pero no atendían, llame a su número.

—Entrega de pollo, estoy afuera, y no me abre nadie.

—Pasa.
Habían abierto la puerta. Uau sí que la casa tenía sus lujos, vi a un chico tomando sol y una piscina.

—Hola, son $10.50— el chico se quitó los lentes, no, no podía ser.

— ¿Tu eres...?— me inspecciono con la mirada.

—Sí, la chica del restaurante de la otra vez, ¿puedes solo darme el dinero? —se levantó y camino hacia mí, yo retrocedí.

—Y la chica linda que no me quiso dar su número de teléfono.

—No suelo dar mi número de teléfono a desconocidos.

—Okey, ¿y... un beso?— se acercó más a mí y yo ya estaba cerca de caer hacia la piscina, el me agarro de la cintura, sonrió, me dio un beso en la mejilla y caí en la piscina.

¿Este estúpido está mal de la cabeza? Dios, mal nacido. Salí de la piscina y fui hacia él, que se reía a carcajadas.

— ¿Estas mal de la cabeza idiota? Dame el dinero.

— ¿Sabes que muchos pagarían para verte así?— mire mi remera, dios mío se me transparentaba todo, encima tenia brasier negro, maldita la hora que vine acá— toma— me dió el dinero— gracias por alegrarme el día hermosa—suspire y salí enojada por suerte tenía una campera, idiota.

—Lo odio, idiota, mal nacido.

—Ey Sam ¿Qué sucedió?— al verme toda mojada se estaba por reír.

—Alex te llegas a reír y olvídate de que somos amigos— estaba enojada—un niño mimado me tiro a la piscina, me senté en una de las mesas.

— ¿Qué hizo que?— y ahí si se rió, mire a otro lado enojada— ya no me reiré mas pero, ¿qué paso?

—Fue porque no le di mi número de teléfono— tome agua— iré a casa a cambiarme, te veré luego.

—Okey— deje el dinero en la caja y me fui a casa.

La tarde estuvo complicada en el café, y la jefa me daba órdenes más que nadie.

Al llegar a casa, me di un baño caliente y me relaje, se me vino a la mente el chico de hoy ¿Por qué? Dios lo odio, me tiro a la piscina y me vio... que vergüenza. Me hundí abajo.

"Ven después a Curtly"— me envió un mensaje Alex, 16:54 p.m.

—Samantha— rodee los ojos— te veo devuelta con el celular y te echaré—asentí y suspire, seguí limpiando el piso de los baños.

Entre despacio al lugar, estaba todo oscuro, ya me estaba asustando, prendí las luces y mis compañeros gritaron "Sorpresa", tenían un pastel que decía "Siempre en nosotros Sam" me tape la boca, estaba sorprendida. Abracé a todos.

—Los quiero— les dije a todos— siempre van a estar en mi corazón— empecé a llorar por lo malditamente sensible que soy, todos me abrazaron. 

Luego festejamos, por esto odio las despedidas, pero la pase genial.

Sam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora