Un funeral de muerte

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Al día siguiente tuvo lugar el funeral. Todos acudieron con vestimenta negra, hasta Minho quien siempre llevaba ropa colorida. Marta se encontraba a su lado con un vestido oscuro hecho de seda con tintes orientales. Frente a ellos se encontraba Cristina en la misma postura que estos, con las manos cruzadas por delante del cuerpo, justo delante de la cintura. Llevaba puesto un peto negro de shorts, con una camisa de manga corta que llegaba a su fin justo debajo del pecho y finalmente unas Nike que había rescatado del vertedero.

Todos guardaban silencio ante el cura improvisado que recitaba algunas palabras. Sin embargo, todo era muy raro. Cristina y María ya lo habían notado antes. El ambiente y el momento parecían estar congelados, suspendidos en el tiempo, a la espera de algún acontecimiento. Marta ni si quiera había dirigido una mirada a Cristina y María quienes sospechaban de ella, pues, ¿que hacía al lado del regente Minho? Cristina ya había percatado a María de sus miedos minutos antes de salir camino al funeral de Pato.

—Marta está tramando algo, y no me gusta, no está contando para nada con nosotras, debemos hacer algo.

—Dale un tiempo.— Insistió la morena.

—No, no hay tiempo. Algo va a pasar, y pronto.

—¿Qué crees que será?

—No sé, pero está relacionado con Marta.

—Es solo una corazonada, yo que tú no me iría haciendo la chula prediciendo cosas.

La rubia dirigió una mirada de acero a su amiga.

—Perdona, no quería traerte de vuelta a la realidad, como pasas últimamente tanto tiempo con tu churri...

—Por lo menos yo no estoy sola sin comerme una rosca.

El comentario ofendió a Cristina en sobre manera.

—¿Disculpa? Sigo afectada por la muerte de Glenn, debería estar aquí con nosotras y sin embargo, ¡mira!— Dijo la joven señalando alrededor.— ¿Lo ves por alguna parte?

—Pues no pareces estar muy dolida cuando Ben y Navaja pululan por tu alrededor.

Cristina desistió, María no estaba de su parte. Lidia no había aparecido en toda la mañana y Javi seguía en palacio con Hacha. Además, Ben y Navaja andaban muy perdidos últimamente. Por primera vez en mucho tiempo se sintió sola. Fue entonces cuando comprendió que junto a Glenn también se había sentido sola. Mientras salía por la puerta tomó una decisión: tenía que averiguar lo que fuera que estuviese tramando Marta.

María la vio marchar con la mirada perdida. Le dolía hacerle daño a su amiga, pero sabía que era lo correcto, pues eso le serviría como incentivo para afrontar mayor determinación en lo que venía por delante. Si alguien debía hacerlo esa era Cristina, María estaría ahí en cualquier momento para apoyarla.

María dirigió una mirada a Cristina, quien se encontraba una fila por delante de ella, para asegurarse de que se encontraba bien, sin embargo no funcionó, la joven estaba más preocupada en mirar hacia delante observando a un Minho decaído y a una Marta imperturbable. "Espero que no cometa ninguna locura", pensó María.

Cristina empezó a hacer señas para que Marta dirigiese su mirada hacia ella, pero no fue la mirada de esta la que chocó con sus ojos marrones, más bien fueron unos ojos negros de lobo feroz los que impactaron en su pupila. Los ojos de Hacha, quien estaba flanqueada por Javi. El aire que había en los pulmones de la rubia salió al exterior en busca de espacio para morir. Fue justo en ese momento cuando un silbido, tan ligero como el lince que acecha a la gacela, dividió el aire en dos.

Elisian: Ciudad EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora