Los meses pasaron y el grupo formado por Cristina, María, Javi, Lidia, Anakin y Minho iban de ciudad en ciudad conociendo a gente y distintos mandatases. Algunos gobernaban mejor, otros peor y algunos eran auténticos hijos de puta que tenían a la población atemorizada. Sin saber cómo empezaron haciéndose con pequeños grupos de gente que se fue uniendo a ellos al saber del gran refugio de salvación en el país vecino.
Al grupo, que cada vez era mayor, no le costaba nada plantear sus ofertas a los gobernadores: o se unían a ellos, o morían y cedían su gente. La mayoría replicaban, la mayoría morían. Cristina no estaba muy segura de si el procedimiento era el adecuado, si todo iba a salir bien, pero tenía clara la idea de que con Anakin todo resultaba mucho más fácil.
Cada vez se aproximaban más al norte y cada vez el grupo era mayor, aunque el inicial, formado por las elisianas y los ciudadanos de Ciudad Esperanza de vez en cuando pasaba por algunos problemas. Aún así, ellos no estaban en la situación en la que se encontraba el pobre Daryl intentando sacar a Marta de la pura mierda.
-¡Que no!- Dijo por enésima vez Daryl quitándose a Marta de encima quien le estaba dando muchos problemas y un viaje un tanto coñazo.
Iban en una camioneta destartalada que Daryl había encontrado en un cruce de carreteras. Toqueteando los cables por aquí y por allá pudo al fin conseguir que el motor arrancara.
Habían recorrido una gran parte del camino hacia el norte teniendo que hacer parones de vez en cuando porque la pelirroja se ponía auténticamente mal debido al mono. Esta estaba mejorando, su comportamiento ya no era tan agresivo, pero no había día que no le pidiese droga a Daryl.
Cuando se enteró de que este había conseguido huir con un poco de droga los ojos se le inyectaron en sangre a la espera de recibir un poco de su medicina.
-Por fis, por fis, por fis... Y ya no te pido más.- Dijo la chica cogiendo al mugriento del brazo derecho.
-Déjame conducir, ¿Es que quieres que nos matemos? ¡Joder!
Marta se sobresaltó, pero en lugar de asustarse se enfadó enormemente. Se acercó al oído del muchacho y gritó vaciando por completo sus pulmones.
-¡Me cago en la puta desgraciado de mierda, solo te he pedido un poco de la puta droga que llevas desperdiciando tanto tiempo! ¿¡Sabes qué, eh, eh!? ¡Yo estoy maldita! ¡Los demonios me persiguen! El ave Fenix está siempre a mi alrededor, intentando entrar en mi cuerpo y mi alma, ¡Yo lo destrozo todo! ¡El fuego camina conmigo! ¡El Fenix te arrancará los huevos para dárselos de comer a sus crías y luego te arrancará la cabeza poco a poco para echársela a las ratas! Tranquilo que aquí viene lo mejor...- Dijo la muchacha volviendo a su asiento de copiloto y cruzándose las piernas y los brazos sobre el pecho resaltando su buen par de tetas. Adoptó una expresión de complacencia en el rostro y prosiguió.- Si no me das lo que necesito, te matará. O lo haré yo.
Esto último lo dijo Marta con total tranquilidad como si estuviese hablando del valor de la bolsa en el mercado o indicando que tenía apuntado en la lista de la compra.
Daryl miraba al frene con su vista fija en la carretera que de vez en cuando estaba salpicada por algún que otro cadáver. Mientras tanto se planteó si lo que le había dicho su encantadora acompañante tenía sentido. No quiso reírse en su cara para evitar irritarla más, pero sobre todo era porque todo esto ya no tenía ninguna gracia. La cosa debía terminar y debía terminar ya. Estaba harto de la intolerable Marta, aunque sabía que eso lo causaba la droga, quería mandarle a tomar por culo.
Podía haberla matado en cualquier momento, pero Daryl se apiadó de ella desde el primer momento a pesar de que no se habían caído muy bien mutuamente. Sólo compartir una noche con ella le había bastado para darse cuenta de lo dañada que estaba el alma de Marta. ¿Por cuántas muertes habrá tenido que pasar esa chica para estar así?
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Elisian: Ciudad Esperanza
Science FictionDespués de la huida a manos de Janson, el grupo se encuentra con las ruinas de lo que fue la antigua ciudad de Toledo, convertida ahora en una nueva esperanza para todos los supervivientes. Pero no tardará mucho tiempo para que la paz que la ciudad...