María paseaba por una de las calles de la ciudad, se dirigía a la cuna de piojos. Llevaba tiempo sin ver a su amiga Cristina y quería saber de ella. Paseaba tranquilamente con una gran sonrisa en el rostro.
De vez en cuando su mano se posaba delicadamente sobre su vientre, Evan aún no lo sabía, pero María estaba deseosa de contárselo. Por un lado porque era un marrón que debía compartir con él. Ambos eran demasiado jóvenes como para ser padres, además llevaban juntos muy poco tiempo, no el suficiente. Por otra parte, María se había ido ilusionando poco a poco pensando en todo lo nuevo que suponía tener un bebé. Miles de ideas cruzaban por su mente todos los días como garabatos inacabados deseosos de una última pincelada.
Lo que no había pensado, era que después de estar un mes borracha, el padre podría haber sido de cualquiera.
María dio la vuelta a la calle y llamó a la puerta dos veces.
—Hola.— Dijo con una gran sonrisa ante Ben quien le había abierto la puerta y la recibía con la mejor de las sonrisas.
—Hola, guapa. Pasa.— Dijo abriendo más la puerta y cerrándola tras ella.— Sé que no has venido a verme a mí. Lo siento, pero Cristina ha salido. Volverá en un par de minutos.
María no dijo nada, pero río por lo bajo al comprobar de lo enterado que estaba Ben con respecto a Cristina.
—¿Y cómo van tus avances con ella?
Era primera hora del día y la luz del sol se colaba por entre las cortinas verdes de la cocina de la pequeña casa. Ben empezaba a pelearse con una cafetera que tras darle una par de vueltas no cedía ante él para poder meter el café.
—¿Disculpa? No sé a qué te refieres.— Contestó el muchacho fingiendo indignarse, lo cual hizo gracia a la chica provocando que soltase una dulce risa.
—Tú con Cristina.
—Ah bueno,— sonrió ampliamente el muchacho— es un hueso duro de roer.
María río enérgicamente y echó la cabeza hacia atrás. Ben se sentó a su lado mientras sostenía su café y le alargaba otro a la morena. Se hizo un silencio cómodo entre ambos hasta que este fue interrumpido por Ben.
—¿Y qué tal tú con Evan?
—¡Bien!— Respondió la joven enérgicamente.
Aunque de repente su expresión se ensombreció. Quizás las cosas no fueran tan bien cuando Evan se enterase de su embarazo...
—Y.... bueno... ¿cuándo piensas decirle a Evan lo del embarazo?— Preguntó Ben inocentemente.
María palideció y toda la sangre pareció abandonar su cuerpo. La lengua se le había vuelto torpe y de repente le pareció que el mundo se paraba y dejaba de dar vueltas como si alguien le hubiera dado al Pause en la película.
—¿Cómo... cómo lo sabes?
—Bueno...— Dijo el apuesto chico con una sonrisa seductora.— Nosotros lo sabemos todo.
—¿Nosotros...? ¡Ahhhh!
El grito de María desgarró la estancia, Navaja se le había acercado por detrás sin que esta se hubiese dado cuenta y le había colocado una capucha sobre la cabeza. Con un brazo le agarró del cuello asfixiándola hasta dejarla inconsciente. Apoyó a la joven sobre la mesa de la cocina. El café se había quedado frío.
Ben se terminó el café tranquilamente y colocó la taza sobre la mesa.
—¿Qué hacemos ahora con ella?— Preguntó Navaja.
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Elisian: Ciudad Esperanza
Science FictionDespués de la huida a manos de Janson, el grupo se encuentra con las ruinas de lo que fue la antigua ciudad de Toledo, convertida ahora en una nueva esperanza para todos los supervivientes. Pero no tardará mucho tiempo para que la paz que la ciudad...