Tras una rapida pelea contra Bellamy, el grupo de su atacante se retiró. Minho dejó a Cristina y se fue con ellos. Mientras, los elisianos seguían caminando, día y noche. El grupo de personas cada vez aumentaba más, y eso comenzaba a desquiciarles.
Se estaban acercando al Ebro, río el cual tendrían que atravesar para llegar al templo del maestro de Anakin.
Llevaban varios kilómetros en silencio cuando Lidia se acercó a Cristina colocándose a su lado.
-Mira a María.
Esas simples palabras bastaron para atraer la atención de la rubia hacia la morena que se encontraba con los ojos desorbitados.
Se acercó a ella y se puso a su lado guardando silencio. Habían tenido que pasar por tantos malos tragos que uno más no suponía nada, pero olvidó que la simpática y calurosa María que ella recordaba se había convertido en una fría y distante mujer. El hecho de perder a su bebé le había causado un impacto terrible.
Cristina miró los brazos de la joven, llenos de arañazos ensangrentados causados por ella misma. En cuanto paraban y durante las noches que se asentaban en algún lugar María se sentaba junto a la hoguera y comenzaba a arañarse los brazos compulsivamente.
Cristina decidió que era suficiente. Ahora que no tenía a Marta a su lado le costaba mucho más tomar decisiones que beneficiaran al grupo, solo tenía a Lidia para aconsejarla, María no se encontraba en las condiciones necesarias.
Con un leve asentimiento de cabeza Cristina le hizo entender a Anakin su mensaje. El muchacho que se encontraba a un par de pasos de distancia se acercó a las dos mujeres y se colocó junto a la morena con los brazos heridos de manera protectora. Anakin cuidaría de ella en todo momento, su aprecio y admiración hacia la joven se reflejaban en sus ojos.
De alguna manera, Cristina estaba tranquila, sabía que dejaba a su amiga en las mejores manos, ella debía liderar al grupo hacia el templo.
A la mañana siguiente recogieron el campamento y tras recorrer tres kilómetros llegaron al Ebro. Se habían pasado toda la noche oyendo el ruido del agua lo que había hecho que el grupo se sintiese más seguro de hacia donde se dirigía, y ahora, por fin, se encontraban ante ese maravilloso paisaje.
El río tenía unos 20 metros de ancho y parecía tener bastante profundidad por lo cual se detuvieron en seco escudriñando el lugar a la espera de alguna intervención divina. Finalmente, Anakin intervino, quien tenía a María cogida de la mano mientras ella apoyaba la cabeza en su hombro en actitud de cansancio.
-Más arriba, a un kilómetro o dos, tiene que haber una presa. Ya he pasado por aquí varias veces. Podremos pasar por la parte más alta que conecta un lado con otro. Pero por aquí... no sé si podremos pasar.
Eso último lo dijo mirando a María que parecía no escuchar nada ajena a todo.
-De acuerdo.-Cristina ni si quiera se lo pensó. Confiaba plenamente en el muchacho quien le había demostrado toda su fidelidad.-Vamos, entonces.
Efectivamente tras caminar un par de kilómetros llegaron a la presa pero lo que vieron les hizo detenerse en seco. El lugar estaba atestado de caminantes, no podían pasar.
"Mierda", pensó Cristina.
-Tengo un plan.-Dijo Anakin antes de que nadie pudiese echarse a llorar.- Aquí al lado, montaña arriba, hay una mina abandonada desde el apocalipsis. Estaban a punto de derruirla cuando todo esto pasó. Cogeré algunos detonantes explosivos y los traeré. Los lanzaremos contra la presa y así se derruirá provocando que todo el agua acumulada se lleve a los caminantes.
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Elisian: Ciudad Esperanza
Science FictionDespués de la huida a manos de Janson, el grupo se encuentra con las ruinas de lo que fue la antigua ciudad de Toledo, convertida ahora en una nueva esperanza para todos los supervivientes. Pero no tardará mucho tiempo para que la paz que la ciudad...