Vieja amiga oscuridad

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-Venga, arriba.- Daryl zarandeó a Marta.

Como respuesta, la joven elisiana le dio la espalda, dispuesta a dormir de nuevo. Daryl la cogió por los hombros y le dio una cachetada. Marta abrió los ojos furiosa.

-¿Qué coño haces?-le espetó.

-Tenemos que partir, ha amanecido.-dijo cortante.

Marta lo miró de mala manera y bajó de la furgoneta para estirar las piernas. Aprovechando la fogata de la noche anterior, Daryl asaba un par de ardillas que había cazado esa mañana. Marta cogió la más pequeña.

-¿No podías haber cazado algo mejor?

Daryl pretendió ignorarla.

-Vaya asco...-continuó quejándose Marta.

-Pues la próxima vez lo cazas tú. Pero, vaya... no sabes. Que pena.

Un par de horas después, Daryl y Marta, cuya relación había mejorado un poco, se encontraban montados en la furgoneta, de camino a quien sabe dónde. Marta pegaba cabezadas mientras mantenía la cabeza apoyada contra la ventanilla. La elisiana fue despertada bruscamente por un bache. Con el corazón a mil se dirigió al mugriento.

-¿¡Es qué quieres matarnos!?

Daryl rió.

-Vamos, ni que hubiera atropellado a alguien.

-¡Oh! Seguro que no sería la primera vez.-le espetó Marta.

Daryl rodó los ojos. Cada vez la soportaba menos. Marta necesitaba drogas, y la reacción de su cuerpo ante la falta de tales, era volviéndose insoportable. En numerosas ocasiones, el mugriento había pensado en darle un poco, y así tenerla callada por unas horas, o unos días.

-¡Cuidado!- gritó Marta.

                                                                         ***

Esa mañana pintaba tranquila. El grupo de elisianos iba en cabeza, y los fieles detrás, cuales esclavos. El camino fue más accidentado de lo que imaginaron. Tres fieles murieron intentando proteger a los elisianos de una gran cantidad de zombies que había a las afueras de Zaragoza. Sin embargo, no hubo más accidentes lamentables.

En ese momento se encontraban a los pies de la autovía, descansando bajo la sombra de unos árboles.

-¿Sabes?-Anakin se dirigió a María.-Si se nos une más gente va a ser más difícil avanzar.

-Ya.-contestó ésta.- Pero, ¿qué hacemos? No podemos abandonarlos.

Anakin ladeo la cabeza.

-No van a caber todos en el templo de mi maestro.-insistió.

El castaño asintió no muy convencido. Él seguía pensando que eran demasiados. Era muy peligro vagar por estos lugares con un número grande de personas, hacen demasiado ruido y la huída en caso de peligro sería muy lenta.

María se alejó de Anakin, dejándolo solo con sus pensamientos, y se sentó junto con Lidia, Javi y Cristina. Minho seguía solo y apartado.

-¿Qué pas...?-pregunto la recién llegada.

Cristina le hizo un ademán para que se callara, y señalo con la cabeza a la pareja que estaba sentada a un par de metros de ellos. María negó con la cabeza confusa. Entonces, la pareja en cuestión se levantó y se alejó.

-¿Me queréis decir de una vez qué os pasa?-preguntó María confundida al ver a sus amigos tan concentrados y serios.

-Esos de ahí.-Cristina señaló el lugar dónde estaban aquellas dos personas antes.- estaban hablando de un lugar, no sé si una mansión o un castillo, no me acuerdo, en el que controlan a los zombies.

-Al parecer,-informó Javi-ellos iban hacia allí a servir a alguien, no han dicho el nombre, pero se toparon con nosotros.

Lidia asintió conforme.

-¿Un lugar que controla a los zombis?-preguntó María aun más confundida que antes.

Los tres asintieron.

-¡Imagínate! Podríamos acabar con lo que está pasando, o saber cómo comenzó, sería increíble.-Cristina lucía emocionada.

-La verdad es que sí.

-Una vez lleguemos al templo en los pirineos, pienso que deberíamos prepararnos y viajar hasta allí.-Cristina apretó los puños con emoción contenida. Será por el Don, pensó María.

-¡Decidido!-Cristina alzó los puños con determinación.-Nuestra nueva misión es ir hacia allí.

-Antes tenemos que informarnos, no sabemos dónde está.-María se mostró algo más escéptica.

-Seguro que Obi Wan lo sabe, por algo es mi maestro.- Anakin se metió en la conversación.

-Próxima parada: Los Pirineos.-sonrió Cristina.

Elisian: Ciudad EsperanzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora