Capitulo 3: Finalmente

1.9K 180 43
                                    

Mudarse siempre representa mucho estrés y ansiedad. Tienes que empacar docenas de cajas. Organizar qué va en cada una. Etiquetarlas. He trabajado sin cesar los últimos tres días. Me deshice de muchas cosas que ya no me harán falta, no quiero llevarme basura a mi nuevo apartamento. Empaqué mis dos juegos de sabanas, mi cobija, toda mi ropa ya está en mis tres maletas. En el portaequipaje de mi viejo auto azul ya metí mi lampara de mesa, mis peluches, los paquetes sellados con todos mis documentos de la universidad: notas certificadas, cartas de mis profesores, las copias de mis documentos de identificación que entregué al inicio de la carrera. Estoy siendo muy organizada con esto. Seguro es por la emoción. Estoy exhausta, pero increíblemente feliz. No puedo esperar. 

Bajo hacia el estacionamiento para llevar las últimas cosas. Mi auto está repleto. Llevo muchas cajas llenas con todos mis libros (los cuales son demasiados), y ocupan gran espacio. Trato de acomodar todo de la mejor manera posible. Vuelvo a cerrarlo y camino por el campus rumbo a mi cuarto. Sólo me falta recoger mi laptop y mi chaqueta. Partiré en seguida. 

Llego a la torre B —donde están las habitaciones de las mujeres— y subo rápido por las escaleras hasta el tercer piso. Abro la puerta del cuarto, recojo las dos cosas por las que venia y cierro de nuevo la puerta. Escucho carcajadas que vienen del salón de descanso de nuestro piso. Camino hacia allá y veo a varias estudiantes reunidas alrededor de algo. Toman fotos con sus celulares. —Vamos, Gretel, no seas tímida. Una sonrisita para la cámara —dice una de las espectadoras. Lo había olvidado. Mi broma de despedida. Gretel y yo, oficialmente, ya no somos estudiantes. Nadie puede hacerme nada. No pueden expulsarme. Además, me aseguré de no dejar huellas. 

Ayer en la madrugada me escabullí por los pasillos hasta las duchas. Gretel tiene una ridícula manía de hacer todo igual, día tras día. La consume la rutina. Incluso, podría ser obsesiva compulsiva. Siempre se despierta a las 6:15 am, toma un baño de agua fría en el ducha número 5, regresa, se viste, va al jardín a prepararse para sus clases del día y se queda ahí hasta que inicia la jornada. Fue muy fácil. Me metí en la zona de tuberías y busque por la que pasa el flujo de agua de la ducha 5. Usé un par de herramientas y abrí el conducto. En él, introduje un tubo de pintura de broma que conseguí de una tienda lejana. Lo compré estando disfrazada para cerrar cualquier posibilidad de que alguien me reconociera, en caso de que la linda Gretel se ponga dramática. El tubo, al entrar en contacto con el agua, soltaría pintura verde y ella quedaría pintada de pies a cabeza. Gracias a su aburrida rutina, sé que ella se baña antes que todas. No habría riesgo de que otra cayera en vez de ella. 

¡Salió a la perfección! La tonta debió asustarse al ver el color verde y ha salido corriendo del baño desnuda. Ahora está en el centro del salón de descanso, cubriéndose —o tratando de hacerlo— con uno de los cojines del sillón. ¿Por qué es tan histérica? Mi idea era que pasara un par de días con la piel y el cabello pintado de verde, no esto. Ahora todas le toman fotos y se burlan de ella. 

Gretel se percata de mi presencia. Me mira fijamente. Sabe que fui yo. Y yo no trato de disimularlo. 

 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Obsesión suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora