Han pasado dos semanas desde la última vez que hablé con el Sr. J. Suspicazmente intenté hacer el comentario a unos colegas sobre mi intención de tratar al Joker, en seguida se rieron. Uno de ellos me dijo que si una recién llegada intentaba pedirle eso al Dr. Jonhson no llegaría a ningún lado aquí; me creería una caprichosa inmadura. Por eso voy a hacer paciente y haré bien las cosas (aunque la paciencia no sea una de mis virtudes). En el manual del asilo dice muy claro que, si un interno quiere tener acceso a un paciente de alta peligrosidad, debe llamar a la junta del consejo y exponer su caso. También dice que, debe presentar pruebas de una sobresaliente preparación académica, referencias de profesores y colegas, experiencia previa, actitudes sobresalientes, y demás. Inmediatamente me pondré en marcha. Y también, demostrare con mis tres pacientes actuales que soy apta para el cargo.
Al igual que muchos días, hoy me he quedado hasta tarde trabajando. Son las 8:27 pm y sigo aquí, a pesar que mi horario dice que puedo irme a las 5 pm. Preparo todo un plan de terapia y rehabilitación que estoy segura que devolverá gran parte de cordura y estabilidad a mis pacientes, y sorprenderá a mi supervisora. Quiero convencerla de que funcionaría con alguien más desquiciado y pedirle que me apoye en la junta.
Fue suficiente por esta noche. Me dispongo a recoger mis cosas. Tengo un ligero dolor de cabeza debido a que no he comido desde la mañana. Ocupo cada segundo de tiempo libre en lo que planeo. Sufro de ansiedad de vez en cuando, no puedo esperar a que suceda.
Una vez en el estacionamiento, me meto en el auto. Antes de introducir la llave para encenderlo pienso en el Sr. J. Quisiera pasar a verlo, pero no sé si me estaría arriesgando a que malinterpreten mi comportamiento. Lo que menos me conviene en este momento es que alguien piense no soy profesional y mis emociones me dominan. Los doctores en este lugar no suelen pasar por las celdas, y para nada hablan con los pacientes fuera de las sesiones. No, debo irme. Ahora.
Conduzco por las oscuras calles de la cuidad. Suena mi celular.
—Harleen, ¿dónde estás? —es Pamela.
—Ya voy camino a casa. ¿Y tú?
—Sigo en el laboratorio. Qué bueno que mi compañera de cuarto sea adicta al trabajo igual que yo —nos reímos.
Se me ocurre una idea.
—Oye, ¿paso por comida y vemos una película antes de dormir?
—¡Excelente! Justo lo que necesito para relajarme.
—Igual que yo. ¿Nos vemos allá en media hora?
—Trato hecho.
Cuelgo y busco a través del vidrio de la ventana un buen lugar. Veo un restaurante de comida china. ¿Lo malo? No hay donde estacionar. Avanzo un par de cuadras más y al fin veo un espacio de aparcamiento. Al abrir la puerta, entra un frío entumecedor. Froto una mano con la otra para conseguir calentarme un poco. Mientras camino, la noche comienza a parece cada vez más oscura. No hay nadie cerca de aquí. Acelero el paso. De repente, veo una sombra junto a la mía en la acera. Volteo hacia atrás. Un hombre muy alto me sigue. Bueno, no es me que siga con algún propósito, ¿no? Simplemente se dirige al mismo camino que yo. Decido girar por una calle aunque el trayecto sea más largo. Él también lo hace. Me sigue. Realmente lo está haciendo. No me quita la mirada de encima. No te pongas nervioso, no te pongas nerviosa.
—Hey, lindura, ¿andas sola por aquí? —me confirma lo que me temía.
—Quien quiera que sea, aléjese o llamaré a la policía —respondo, sin mirarlo.
No disminuye su paso ni se va a otro lado. Es inevitable que se acerque.
Siento una mano sostener mi brazo con fuerza.
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Obsesión suicida
FanfictionGanadora en la categoría Mejor Villano en los DC Comics Awards 2016. Ganadora en la categoría Mejor Historia de Suspenso en los DC Chanel Awards 2016. Fanfic inspirado en los personajes de DC comics.