Capitulo 4: Primer día en Arkham

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Apenas he sobrevivido al fin de semana. El viernes pasado vine a Arkham. Fui recibida por el Dr. Nicholas Johnson, jefe de personal, un hombre que parece ser rígido y anticuado. Me intimidó un poco. Recitó de memoria las reglas del lugar. Me trató como a una niña tonta con disfraz de doctora. Soy una doctora. Se lo voy a demostrar a él y todo el que lo ponga en duda. Soy más que una cara bonita. No voy a dejar que me desanime.

Mi supervisora, la Dra. Linda Lee, es mucho más agradable. A pesar de que no pasa de los cuarenta, tiene mucha experiencia profesional. Tengo el firme propósito de aprender lo más que pueda de ella. Me dio un recorrido por los siete pisos del edificio Lincoln -donde yo trabajaré-; en él, los pacientes están divididos según su condición criminal: los asesinos esquizofrénicos, en el segundo piso; los asesinos psicóticos, en el cuarto; finalmente, los asesinos psicópatas, en el último piso.

Al llegar a él, observé con cautela las celdas de los pacientes: paredes de piedra y cristales de piso a techo que deja completa visibilidad al interior de éstas.

—¿No hay peligro de que se hagan daño? —pregunté.

—No. Son demasiado egocéntricos, nunca se lastimarían a sí mismos.

Una voz se dirigió a mí desde una de las celdas.

—Hola, dulzura —volteé mi rostro en su dirección—. ¿Eres nueva?

Al darme cuenta de su identidad, un escalofrío subió por mi estomago y los vellos de mis brazos se erizaron. Era él. El Joker en persona. Pensé muchas veces en ese momento, y nada me había preparado para vivirlo en la realidad.

Me acerqué al cristal que nos separaba y no pude evitar quedar inundada de emociones de éxtasis

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Me acerqué al cristal que nos separaba y no pude evitar quedar inundada de emociones de éxtasis. Siempre he sentido esa atracción por las personalidades extremas, y tenía frente a mí al que, probablemente, posee la personalidad más fuerte, compleja, malvada y sí, extrema que jamás conoceré. Hay cierto glamour en eso.

Él permaneció en la oscuridad, parado apoyando la espalda en la pared. No había mucha luz en su rostro, pero se me hizo difícil no sentir una clase de hipnosis ante su mirada fija. Ni siquiera noté que parpadeara.

—Cuidado —la Dra. Lee me sacó de mis pensamientos—. Comen novatas en el desayuno.

Fue un momento tan extraño. Tan... único. Fue una experiencia nueva para mí. No estoy completamente segura de cómo me sentí, o de cómo me siento ahora. Esa mirada suya susurra secretos, hechos, crímenes sin piedad. Quiero saber qué piensa, por qué lo piensa y por qué actúa así. ¿De dónde viene su violencia?

Hoy es mi primer día de trabajo. Llegué muy puntual. Como dije, apenas sobreviví esperar todo el fin de semana para que este día llegara.

—Dra. Quinzel, buenos días.

—Buenos días, ¿cómo está hoy, Dra. Lee?

—Vivo el día a día —eso significa: mal—. ¿Lista para conocer tu nueva oficina?

Obsesión suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora