Capitulo 6: Conociendo a Bruce Wayne

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3 MESES DESPUÉS 

Me siento en una de las mesas cerca de la ventana en la cafetería que se encuentra cerca de mi apartamento. Tengo mi café expreso y un par de galletas de avena. Escucho que suena la campana de la puerta de entrada y es Pamela, mira a todos lados. 

—Pamela —grito, y agito mi mano en el aire. 

—Ahí estás —dice, y se acerca. La invito a sentarse—. Menos mal que llegué antes de que te fueras. 

—¿Pasó algo?

—No, tranquila, todo está bien. Es que mi jefe y yo íbamos a ir a la fiesta de recaudación de fondos de las empresas Wayne, ¿recuerdas?

—Claro. 

—Bueno, él no puede ir, le surgió algo. Y me quedó su boleto. ¿Te gustaría acompañarme? —levanto las cejas, me asombro y lo pienso un poco—. Por favor. Sabes que necesito apoyo moral. Ya tengo lista mi propuesta sobre la nueva ley de protección ambiental y necesito mostrársela a Bruce Wayne. Si le gusta, podría salvar a muchas plantas. Anda, ¿si? Tienes que ayudarme a llamar su atención. 

—No lo sé, tengo mucho trabajo.

—¡Vamos! Hoy es tu reunión y te dirán si puedes o no tratar a ese loco que te gusta. La fiesta es en la noche. Ya habrás salido de eso. 

—No me gusta, es mi oportunidad de demostrar que mis terapias funcionan hasta con los peores —siento fuego en las mejillas, sé que me sonrojo cada vez que me lo nombra, pero es ridículo que piense que me gusta. De gustar, gustar. 

—Es cierto. Discúlpame. ¿Irás? —me mira con ojitos de borreguito.

—Está bien. No puedo decirte que no —me abraza.

—Eres la mejor. Te quiero.

—Yo te quiero más. Y se te hace tarde, anda, ve. Nos vemos en la noche. 

Pamela sale de la cafetería y yo termino mi desayuno. Reviso —por quita vez desde que me levanté— mi portafolios. Quiero asegurarme de que tengo todo lo que necesito. Hoy es el gran día. Saco mi maquillaje de mi bolso. Me miro en el espejo y me quedo tranquila porque ya no se me nota en absoluto las marca del ataque. Lo que menos quiero es llegar a esa reunión y darle lástima o desconfianza a los miembros de la junta directiva. 

Salgo del lugar y paso caminando frente a un quiosco de revistas. Compro el periódico de hoy.

En los encabezados:  «¿ESTÁ EL PRÍNCIPE PAYASO DETRÁS DE LOS ROBOS A JOYERÍAS DE ESTE ÚLTIMO MES?» ¡Por favor, qué absurdo! Él está encerrado. ¿Cómo pueden decir que hizo eso? 

«Como es conocido por el dominio público, el peligroso criminal conocido como EL JOKER se encuentra recluido en el Asilo Arkham para enfermos psiquiátricos y delincuentes psicópatas. Sin embargo, fuentes aseguran que los pasados crímenes cometidos en el centro de la cuidad, fueron obra de dicho personaje. La policía de Gotham ha asegurado que el modus operandi de los asaltos no coinciden con el del Joker, pero que no descartan la posibilidad.»

Malditos especuladores. Cualquiera puede conseguir sus quince minutos de fama últimamente. Estoy segura de que el Sr. J no tiene nada que ver.  

Llego a Arkham y estaciono mi auto. Mi reunión está programada para dentro de diez minutos. Tengo que correr. 

—Dra. Quinzel —estrecho la mano de mi colega y entro a la sala de juntas. 

Después que un rato, los doctores frente a mi no puede evitar hacer comentarios sobre lo que está pasando en Gotham y la presión de la prensa. 

Obsesión suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora