Los labios de Dan se separaron de los míos haciendo un pequeño ruidito. Apoyo su frente sobre la mía y con su mano izquierda recogió un mechón de pelo poniéndolo detrás de mi oreja.Alcé la mirada encontrándome así con la suya. Nuestras respiraciones se juntaban mientras el sonido de la lluvia resonaba por toda la habitación.
- Deberías descansar. - me dijo cerrando otra vez sus ojos.
Hice un pequeño sonido en forma de respuesta. Dan inclinó un poco su cabeza para darme un casto beso, después me soltó abriendo sus ojos, dejándome libre.
- Podrías ... - me llevé la mano hacia la boca, mordisqueando un poco mi dedo pulgar mientras mi mirada intentaba evitar la suya.
- ¿Podría? - inquirió el.
Tome una profunda bocanada de air y me arme de valor.
- No quiero dormir sola - Dan frunció el ceño. - No, no es una estrategia para que te acuestes conmigo ni nada de eso. - me apresure a decir. Claro que quería acostarme con el. ¿Quien no querría? Pero este no era el caso. No en estos momentos.
Dan sonrió de medio lado mientras negaba con la cabeza. Joder quería volverle a besar.
¡No puede poner esa pose de chico malo juguetón y no pretender que se me caiga la baba!
- Es una pena. - me guiño el ojo.
Era definitivo me había matado. Ese maldito revoloteo de mariposas que las protagonistas de mis libros sienten cada vez que besan o incluso solo miran al chico, lo estaba sintiendo en esos mismos instantes.
Abrí los ojos de golpe y entreabrí los labios por su respuesta. ¡Quería acostarse conmigo!
- No debería de sorprenderte. - dijo el - No soy de piedra - hizo un gesto con su mano hacia la camiseta, la cual casi ni cubría mis piernas. En ese momento sentí como mis mejillas comenzaron a ruborizarse.
Agarró mi mano y nos dirigió hasta su cuarto. Se acercó al lado izquierdo de la cama tumbándose encima de esta. Yo hice lo mismo.
- Gracias. - le dije, girando mi cuerpo para mirarle.
Dan estaba tumbado boca arriba con uno de sus fuertes brazos debajo de su cabeza, permitiéndome ver todos sus tatuajes a la perfección.
Giró su cabeza mirándome así.
Se quedó observándome durante un buen rato.
- Ven a mi próxima pelea. - su ronca voz resonó por todo el dormitorio.
- Solo si no te lastiman. - no quería que le hicieran daño y menos si yo estaba presente y lo podía evitar.
- Te prometo que no me tocaran. - me respondió serio.
Sonreí.
Cerré los ojos cansada. El tenía razón, había sido un día lleno de emociones y necesitaba descansar.
A la mañana siguiente desperté por el dulce olor de comida que vino. Me giré encontrándome el lado de la cama completamente vacío. Me incorporé y sonreí al recordar el beso que Dan me había dado esa noche.
Me levante de la cama y me dirigí al baño para lavarme la cara y recogerme el pelo en una coleta. Después me encaminé a la cocina en donde me encontré con un Dan sin camiseta preparando el desayuno.
- Buenos días. - dije.
Dan me miró y caminó hacia mi, depositando un beso en mis labios, tomándome totalmente desprevenida.
- ¿Te gusta el café? - preguntó. Yo asentí, sentándome en la silla viendo como el me llenaba la taza del café recién hecho.
Dejó la cafetera otra vez en su sitio y se sentó enfrente de mi, dandole un buen sorbo a su taza.
- La pelea es mañana. Te pasare a buscar sobre las ocho.
- Vale. - asentí sonriendo. El se me quedo mirando, frunciendo su ceño. - ¿Pasa algo?
- Eres demasiado inocente - dijo.
- ¿Y eso es malo? - fruncí el ceño.
- Joder si. - dejó el baso encima de la mesa - Pero me pone demasiado.
Mis mejillas enseguida se encendieron, haciéndome odiar en ese momento mi piel blanca como la leche la cual permitía ver un tono rojo intenso en mis mofletes.
- El que te pongas así de roja no ayuda nada. - vi como bajó su mano hacia su pantalón, mas concretamente hacia su pene, colocándoselo.
Me removí en el asiento. Joder.
La puerta en ese momento se abrió, dejando ver al hermano de Dan entrar por esta.
El semblante de Dan enseguida cambio.
- Hola - saludo su hermano.
- Hola - fui la única que le contestó de vuelta.
¿Se iba a hacer costumbre que nos interrumpiera justo cuando estábamos en la cocina?
El tragó saliva y cerró la puerta.
- Os dejare a solas. - dio media vuelta y se dirigió hacia su cuarto.
Volví a mirar a Dan, el cual seguía con su semblante serio.
- ¿Me contaras el por que no le hablas a tu hermano? - le pregunté. El me miro y negó.
- No es asunto tuyo. - se levantó bruscamente de la silla, dejando su baso en el fregadero.
Baje la cabeza. Su contestación y su forma de decírmelo me había dolido.
Oí los pasos de Dan acercándose hacía mi, para después oír como suspiro pesadamente y ver como en se puso de cuclillas enfrente mía.
Era tan alto, que aun que el estaba de ese modo y yo sentada en una silla, casi estaba a mi misma altura.
- No me gusta hablar de eso. - me dijo. Negué con la cabeza. - Perdóname. No quería ...
- No pasa nada. Lo comprendo. - y era verdad. Yo sabía bien el como un asunto puede llegarte a doler tanto y enfadarte si alguien lo llega a mencionar.
El apoyó sus brazos encima de mis rodillas y después su cabeza encima de estos. Dejé que mi mano fuese a su cabeza, metiendo mis dedos entre su cabello oscuro, jugueteando con el.
- No se como manejar esto. - susurró el. - Nunca había estado con una persona de esta manera.
- Siempre hay una primera vez ¿no? - le sonreí. El me miro y mi mente enseguida comparo a Dan con un niño pequeño el cual busca amor.
Espero que os haya gustado :)
Siento no haber escrito antes. Primero vino selectividad (cosa que he conseguido entrar en la carrera que quiero) y después mi madre se puso enferma y la hospitalizaron durante un buen tiempo. Ya esta mucho mejor :) Y como ayer fue mi cumpleaños, he decidido que ya era hora de volver a dar vida a esta historia.
Comentad y votad. Estaré encantada de responder vuestros comentarios.
E.S
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RomancePara ella ser la niña buena no era una tarea complicada. Nunca desobedecía a sus padres, sacaba buenas notas y no se metía en problemas. Pero no era un angelito. Ella iba a fiestas, bebía y siempre buscaba una oportunidad para irse con sus amigos...