Capítulo 17

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Dan aparcó el coche enfrente del mismo edificio abandonado el cual pensaba que iba a ser la escena de un crimen. Mi crimen.

Como la primera vez, las luces permanecían apagadas y el silencio inundaba la calle haciendo parecer que verdaderamente no había nadie habitando ese sitio.

Desabrochó su cinturón y abrió la puerta del coche, saliendo por ella al exterior. Yo hice lo mismo, esta vez sin miedo. En cuando llegó a mi lado, entrelazó sus mano con la mía, dándome un leve jalón para que continuásemos. Abrió la puerta del edificio dejándome pasar a mi primero. Con sumo cuidado empece a bajar las escaleras. No era de sorprenderse que con lo patosa que soy, siempre me comía algún escalón y claro esta, como no quería hacer el ridículo delante de Dan, mi atención en ese momento se centro solo en las incomodas y estrechas escaleras.

Una vez que llegamos abajo, el volvió a agarrarme y me guió hacia su camerino en donde ya estaba Collin sentado en el sofa viendo su teléfono móvil.


- Vaya, un día que llegas puntual - su voz fue monótona , pero en cuanto me vio cambió su expresión - Es bueno verte otra vez Bailee.

- Igualmente - le sonreí.


- Tienes tu mochila allí. Cámbiate, es tu turno - Collin guardó su móvil en el bolsillo del pantalón negro que llevaba y se levantó del sofa.


Dan asintió y fue a agarrar la mochila la cual se encontraba en una esquina de la habitación.


- Quédate con Bailee y jodidamente no separes tus putos ojos de ella - le miró frunciendo el ceño.


- Lo siento hermano, no volverá a pasar. - aseguró el. - Volveré cuando te llamen.


Collin salió de la habitación dejándonos a Dan y a mi solos. Fui hacia el sofa para sentarme en el, mientras veía como el comenzó a quitarse la camiseta.


- De verdad no necesito que el este pendiente de mi todo el rato. No me moveré, te lo prometo.- le dije - Además, se defenderme. Parezco débil, pero puedo protegerme a misma.


Dan cogió una de las vendas y comenzó a enrollársela en una de las manos, una vez que ya estaba completamente cambiado al chandal rojo.


- No te lo pongo en duda. - me miro - Pero aquí no te quiero sola.


Trague saliva.


Collin apareció por la puerta haciendo una seña haciéndonos saber que ya era la hora.

Dan y Collin iban por delante mío caminando el largo pasillo. Los gritos ya se empezaban a escuchar y la angustia me comenzó a subir por la garganta como un suspiro congelado. Una vez en la grisacia puerta que nos separaba de la gente, ellos se pararon.


- A por el. - le alentó Collin.


Dan se giro hacia mi y dio un paso acercándose más.


- Suerte - estire mi mano dejando que esta le acunase la mejilla derecha. El se inclino un poco hacia esta durante unos segundos, después colocó sus brazos en mi cadera y me beso.


Collin abrió la puerta y enseguida las luces me cegaron. Los gritos y aplausos se hicieron más fuertes. Comenzamos a caminar hasta que nos paramos en primera fila, viendo como Dan continuaba su camino hacia el ring.


Mire hacia Colin, el cual me indicó que nuestros asientos estaban un poco retirados hacia un lateral. En parte lo agradecía, no tenía muchas ganas de que la sangre de los boxeadores me salpicase.





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