Capítulo 31

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¿Acababa de oír bien? ¿Me lo había dicho enserio? Espera un montón que me sitúe.

Rebobinemos.

Me ha dado el colgante de su madre y después me ha dicho que me ama.
¡Me ama!


Mi respiración se corto por completo evitando que mis pulmones recibieran aire. Mi cerebro seguía sin razonar bien, era como si de un hechizo se tratase, bueno aunque la falta de oxígeno también ayudaba.

Como si me hubiese absorbido por completo dejándome atontada.

No podía creérmelo, obviamente que yo le amaba pero eso ya lo sabía desde hace tiempo. Lo que no me esperaba era que él me correspondiese.


Sonreí.

- También te amo Dan. - le correspondí dejándome llevar por la situación.



Era aquí y ahora, justo en este momento me sentía completamente feliz.


Dan se inclinó hacía delante hasta juntar nuestras frentes sin llegar a besarme.



- ¿Qué me has hecho? - cerró los ojos dejando fluir las palabras.



Oh pequeño niño de ojos oscuros, ¿qué me has hecho tu a mi?








Dan se había quedado dormido como un tronco después de haberme hecho suya varías veces.
Nota mental, ponerme más a menudo el conjunto de encaje rojo.


Aunque esta vez fue diferente. Bueno, no lo fue, básicamente se sintió. En ningún momento dejó de acariciarme con suavidad mientras me besaba y se empujaba en mi interior.


No me malinterpretéis, fue genial. Adoraba cuando lo hacíamos duro y desenfrenado, también las veces que era delicado y lo hacía lento dejándome sentir cada caricia, pero esta noche el amor fue el que tomo protagonismo en la acción.

Me sentía completa.




Una luz que se filtraba a través de la puerta cerrada llamó mi atención.
Quite el brazo de Dan que me aprisionaba contra su pecho y me incorporé un poco en la cama dejando mis pechos al aire por la caída de la sabana blanca.

Unos pequeños ruidos que no pude identificar produjeron que mi curiosidad despertara ferozmente.

Me levante con cuidado, para no despertarle, de la cama dirigiéndome hacia dónde estaba la camiseta de él y mis braguitas.

Tras habérmelas puesto revise en mi bolso hasta agarrar el libro que había traído.

¿Qué si corría riesgo en que Dan me pillase? Pues si, pero no sabía cuando le volvería a ver.

Era mi oportunidad.


Sobretodo sabiendo cuanto está sufriendo mi chico tatuado. Quizás podría ayudarle. O bueno, quizás también podría estarla cagando más, pero prefiero pensar en la primera opción.


Cerré la puerta sin hacer ruido, encariñándome hacía la habitación de Zed por dónde provenía la luz .


Alce mi mano chocando los nudillos con la oscura madera haciendo un poco de ruido.  Sentí unos pasos hasta que la puerta se abrió dejándome ver a Zed.



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