Capítulo 39

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Collin ni se molestó en asegurarse de haber cerrado la puerta del departamento de Dan, cuando comenzó a levantar los cojines del oscuro sofá y a desmontarlo.



- Necesito que busquéis una bolsa de papel marrón. - Ni siquiera levantó la cabeza al decírnoslo.



- ¿Por que? - iba ha hacer la misma pregunta.


- Ahí está el dinero con el que le sacaremos de la cárcel.



Sin nada más que preguntar, preferí hacerle caso y encontrarlo lo antes posible.



Nunca me hubiese imaginado tener que ir a sacar a mi novio de un sitio como ese. Pero seamos justos, él estaba ahí por mi. Se había entregado para que no me detuviesen a mi también.


Y eso lo admiraba mucho.




- ¡Mierda! - él fuerte grito de él hizo que Holly y yo nos quedásemos quietas mirándole. - Aquí no está.




- ¿Y en su habitación? - pregunte.



Él asintió y salió en dirección hacia ese cuarto oscuro en donde Dan y yo habíamos compartido muchos momentos bonitos juntos.


Y en tan solo un par de minutos, ese espacio se había convertido en un completo desastre con los muebles descolocados y la ropa esparcida por el suelo.


¿Dónde puede estar el maldito dinero?



Collin abrió el cajon donde Dan guardaba sus bóxers y metió la mano revolviendo la ropa hasta que de ella sacó un tanga de encaje rojo.


Mi cara enseguida se encendió al comprender de lo que se trataba.

Alargue el brazo, arrebatándole de un tirón la fina tela para guardarla en un puño.



- Vaya, no pensé que fueras tan atrevida. - en su rostro se delineó una sonrisa pícara levantando su ceja derecha.



- ¡Sigue buscando! - prácticamente le chille.



Holly sacó su móvil del bolsillo de su pantalón y lo encendió comprobando la hora que era.



- Necesito ir a por Zed y más os vale encontrar el dinero antes de que vengamos. No sabemos si podemos confiar en él todavía. - cogió su bolso junto a la cámara de fotos y salió por la puerta principal dejando a un Colton babeando por ella, o bueno, en este caso su culo.


Levante mi mano estampándosela en su dura cabeza produciendo que esté se quejase.



- No está bien mirarle el culo tan descaradamente. - sus mejillas se enrojecieron como lo hicieron las mias apenas unos segundos atrás.



Para los minutos que llevábamos ahí, nos había dado tiempo a mirar cada rincón de la habitación incluso hasta para recoger lo que habíamos desordenado, pero lo que tanto ansiábamos por encontrar seguía sin aparecer.



- Tendría que estar aquí. - Collin se sentó abatido al lado mío, encima de la cama.



- ¿Estas seguro sobre lo de la bolsa? Llevamos casi una hora buscando y aquí no hay nada.




- Te lo prometo. Fue después de que Zed hiciera lo que hizo. - comentó. - Él guardó el dinero por si pasaba algo, para tenerlo como salvavidas.



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