Capítulo 49

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No era muy común el que una chica como yo frecuentase este local de escasa luz y ambientación, o eso parecía. Las dos veces anteriores que había venido, me encontraba con la misma estampa pintoresca en la que un par de tipos con unos manchurrones de sudor impregnados en sus camisetas conversaban animadamente en la barra con sus respectivas botellas de alcohol, mientras que en la mesa de billar varios moteros se enzarzaban en una riña bastante acalorada al ver que uno de ellos había osado a hacerles trampa en su propio juego que se suponía que iba a ser amistoso.


A pesar de ser mediodía, el bar estaba dotado de una pésima iluminación natural por lo que las luces de las bombillas oxidadas, que colgaban del techo, brillaban como si de estrellas en el oscuro cielo se tratasen. Aunque no con mucho existo.



Camine hasta ver una mesa libre de colillas y botellas vacías, cosa que me había resultado un poco difícil la verdad.


Quizás estuviese loca por pedir haber venido a este sitio otra vez, pero a lo mejor, puede ser, ¿tal vez? ... me hubiese aferrado a ese recuerdo en donde me di cuenta de que él no solo era el tipo de mirada fría y calculadora con un montón de tatuajes de pigmentación negra.


Ahora que me escucho a mi misma decirlo, pienso que definitivamente se me había ido la cabeza.



Tenía que admitir que el sitio era bastante decadente y el constante olor a tabaco me fulminaba mi sentido del olfato. También es verdad que la comida no era la mejor de todas y que tenía mejores momentos vividos con Dan en otros sitios los cuales eclipsaban perfectamente estos.



¿Entonces que hacía aquí? Vale, tengo que decirle a Dan, cuando salga del baño, que podemos irnos a comer a otro sitio.




Fui a a levantarme cuando un cuerpo masculino se sentó en el asiento en paralelo al mío.


Dan apoyo sus antebrazos en la mesa haciendo un pequeño sonido de los anillos chocando levemente con la fría mesa. Se veía agotado tras el fuerte entrenamiento que había presenciado, cosa que intento taparlo con su sonrisa ladeada, esa que me vuelve tan loca haciendo que se me llegue a nublar cualquier tipo de pensamiento o reacción. Por lo que, ni en un segundo, esa idea de largarnos de allí desapareció completamente sin dejar algún mísero rastro con su paso.



- ¿Cuando volverás a trabajar en la cafetería? - y ... vuelta al mundo real.



- Todavía me quedan días libres, así que no te vas ha libras de mi. - arrugué la nariz dando un leve asentimiento con la cabeza sentenciando asi mis propias palabras.



- ¿Por qué iba a quererlo? Me obsesiona el tenerte con mi ropa en mi cama. - Tan directo como siempre y aún así no conseguía acostumbrarme a ello.


- ¡No, tonto! - me eche a reír sin poder contenerme - Me refería a que no te vas a librar de ir al museo o volver a ir a patinar sobre hielo.



- Joder Bailee, odio eso. Es demasiado aburrido. - el pequeño gesto de disgusto que hizo me enterneció demasiado. Parecía un niño pequeño adorable.



- Por favor, ¡te lo compensaré! - le rogué sin borrar la sonrisa sabiendo que iba a acabar convenciéndole.



Se quedó mirándome por un rato muy pensativo, casi parecía que no iba a volver a hablar más.



- Más ropa interior de encaje y el jodido baile que te pedí.



¡Mierda! ¿Es que acaso no me iba a librar de eso? Tenía la maldita esperanza de que se le hubiese olvidado.


Si fuese un dibujo animado, perfilado con finas trazas de líneas negras moldeando mi figura femenina con la insistencia de seguir un mismo patrón que dictaba el canon de belleza, mi cabeza estaría echando humo por cada segundo que pasaba. Me encontraba en una encrucijada bastante compleja en donde las dos partes venían premiadas pero a la vez atormentadas.


Y sin darme cuenta, acabe cayendo en la boca del lobo feroz que me había estado acechando por días.



- Esta bien, pero solo una vez. - su sonrisa se amplió contento de haber conseguido su objeto.



Unos zapatos de tacón resonaron en el viejo suelo de madera produciendo que girásemos los dos la cabeza para ver de quien nos había interrumpido nuestra conversación.


Por unos momentos había rogado que apareciese mucho antes de haberle accedido a hacer el baile y es muy probable que si hubiese esperado tan solo unos segundos mas, me hubiese salvado. Pero no, la presencia de Rony tubo que hacerse después de pronunciar esas simples pero comprometedoras palabras.


- ¿Qué os pongo? - con su mano, sacó el block de notas que llevaba en el bolsillo y abrió la tapa del bolígrafo azul para comenzar a escribir nuestro pedido.



Dan me miro esta vez esperando a que solicitase mi comida.



- Una hamburguesa vegetariana con agua. - No hizo falta ni abrir la carta que nos había dejado encima de la mesa, eso era lo que mejor sonaba de todos los nombres que había escritos allí y por experiencia al verlos sobre los platos de otros clientes, sabía que hacía bien en no pedir otra cosa.




- Una hamburguesa normal y una cerveza. - ella anotó lo que le habíamos dicho sin despegar las vista del papel hasta que terminó de hacerlo.



- Así que ya va a ser normal el verla por aquí ¿no? - me miro levantando una ceja a pesar de que la respuesta que quería no provenía de mi.



- Me temo que si Rony, no consigo quitármela de encima. - mis ojos se agrandaron fulminándole. ¿Pero y este que se había creido?


Dan levantó las manos en defensa soltando una pequeña sonrisa burlona.

¡Ah no! De esta no te ibas a librar Dan.



Mis maldicientes se vieron interrumpidas cuando Rony extendió su mano enfrente mía esperando a que se la aceptase, cosa que hice un poco dudosa por la situación.


- Encantada entonces. - dio un leve apretón en mi mano.



Una vez que ella se fue, mi cara de muy poco amigos salió a la luz dejándole ver que de esta no iba a librarse.



- ¿Que no me apartó de ti? - le apunte con mi dedo acusatoriamente - ¡Pero si eres tú!


Dan se inclinó sobre la mesa quedando a unos escasos centímetros de distancias. Su aliento chocando prácticamente con el mío, sin despegar en ningún momento su mirada de la mía.


- Tienes razón. - casi fue imperceptible como si de un murmullo se tratase, pero pude escucharlo antes de que decidiese juntar nuestros labios en un suave pero dominante beso.






Espero que os haya gustado!
Comentad y votad, yo estaré encantada de responder a vuestros comentarios :)

E. S

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