Capítulo 41

9.5K 338 16
                                    


Esa misma mañana tras haberme despertado en una cama que no era mía, un mensaje apareció en mi móvil citándome en un lugar y a una hora concreta.

No tarde mucho en cambiarme de ropa y salir de ese apartamento para dirigirme con ansia a la pequeña cafetería situada en el centro de la ciudad.


El sonido de la campanita tras abrir la puerta, hizo que él levantara la vista centrándose en mi.


Mis pies se movieron solos conociendo a la perfección el recorrido. Arrastre la silla un poco y me senté dejando el abrigo detrás mía.

El chocolate ya estaba servido en la mesa mientras que de fondo una melodiosa canción de los Beatles sonaba en un tocadiscos antiguo.


- Me alegra verte sana y salva. - su humor produjo que sin pensarlo me saliera una sonrisa.



- Eso debería de decírtelo yo a ti. - le acuse - ¿Donde mierda estabas y por que tenías el teléfono apagado?


En un acto reflejo Colton miro el pequeño aparato electrónico para después volver a fijar su mirada en la mía.


- Chak me saco de allí enseguida pero acabé perdiendo el móvil. Esta mañana fui a la tienda para comprarme otro. - con su mano lo agarró para enseñármelo de cerca.


- Me tenías preocupada idiota.


- Tan fina como siempre. - puso los ojos en blanco a lo que hizo que le diese una pequeña patada por dejando de la mesa. - ¡Era broma!



- Cambiando de tema, hace mucho que no veo a Destiny. - agarre la taza para soplarle por encima.


- Yo tampoco, podríamos quedar antes de nochebuena. - asentí dándole un sorbo al espeso líquido.

¡Jolines si que estaba caliente!


- Ademas, tenemos que comprarnos nuestros trajes para esa noche. - frunció el ceño.


- Pero si estamos a 27, ya no creo que hayan. - suerte la mía al tener un vestido guardado para estos casos, creo que era ya una obsesión lo de comprarlos. ¿Y la culpa de mi locura por ellos? Obviamente que la tenía Colton.


- ¡Claro que habrán! Es más, vamos a quedar mañana así que reserva día.



Era gracioso como Colton lograba en unos segundos planearme la vida y es que no me quejo ya que gracias a él he vivido muchas locuras que mis libros no me podían aportar.





La mañana pasó volando y para cuando me di cuenta, me encontraba en pijama leyendo en mi habitación.

Si, señoras y señores he dicho bien. Tras tantas horas fuera de casa, mi conciencia me pudo y volví a mi acogedor espacio.


Después de haber estado media hora eligiendo que leer, me decanté por Cumbres borrascosas, pero no pasé ni cinco páginas cuando me vi interrumpida por el sonido de llamada.

Desplace el dedo por la iluminada pantalla en la que reflejaba el nombre de Dan y accedí a ella.


- ¿Estas ocupada? - su tono de voz enseguida se hizo presente.


- Hola para ti también - sonreí apartando el libro de mi regazo - Y no, no estoy haciendo gran cosa.



- Te paso a buscar en diez minutos. - pude escuchar mientras que hablaba, como agarraba las llaves.



- ¿A dónde vamos? - pregunte bastante confusa. Definitivamente no estaba lista para arreglarme en tan poco tiempo.


- Te debo una cita. - su simpleza hizo que se me iluminase la mente al compréndelo.


- ¡Vamos a ir a patinar sobre hielo! - casi chille, bueno más bien grite bastante.


- Antes de que me arrepienta.


- ¡Genial! Ahora nos vemos. - No deje ni que se despidiese pero comprenderme, estaba demasiado contenta.


Al menos se intento lo de permanecer más tiempo en casa. Y casi lo consigo, aunque tan solo he durado una hora aquí. Bueno, ya empezaré con eso otro día, ahora lo importante es abrigarme mucho para patinar.






Como era de esperarse, el sitio estaba repleto de gente deslizándose por la helada pista mientras canciones navideñas sonaban a través de los grandes altavoces.

Al terminar de cambiarnos los zapatos y guardarlos en las taquillas, agarre su mano y comencé a tirar de ella, como una niña, impaciente por llegar a ese bloque de hielo que relucía.

Plante primero el pie derecho estabilizarme en ese suelo resbaladizo, posteriormente volví a imitar ese gesto con el otro pie, logrando mantener el equilibrio.


- Te toca. - soltó sonriendo.

Dan miro inseguro el suelo para volver a mirarme y negar con la cabeza un poco.


- ¡Venga que es divertido! - extendí mi mano la cual fue aceptada por él e hice un poco de presión en ella para empujarle hacia el límite en donde el suelo firme y duro se fundía con el suelo congelado con pequeños matices aguados.


Al principio se tambaleó un poco pero enseguida cogió confianza se metió por completo en la pista.


- Entonces, ¿solo damos vueltas por el mismo sitio? - en esos momentos quería darle un manotazo por arruinarme la perspectiva de verlo y con ello mi infancia.


- ¡Pues si que sabes quitarle la gracia a las cosas! - proteste.


Su cabeza giró de lado a lado mientras una casi imperceptible sonrisa se escapaba por sus labios.


- Venga vamos. - tiro de mi aprovechando que todavía teníamos las manos juntas y comenzó a guiarme por el enorme sitio.

¿Pero no se suponía que no sabía patinar?



No fueron muchas las veces que casi me estampo contra el suelo y he de decir, que estoy muy orgullosa de no haberme caído en ningún momento.
Sino, hubiese sido muy vergonzoso el tener que volver a casa con mi trasero mojado.

Media hora fue suficiente para darme cuenta de que este momento se había convertido en mi favorito de todos y de que aunque nuestra relación no sea exactamente como un cuento de hadas, merece mucho la pena luchar por esto.


Daba igual las peleas, daba igual Zed o Chak o quien tuviese un nombre raro como el de ellos dos, daba completamente igual su pasado, porque el presente era lo que estábamos viviendo y sabíamos que con todo esto teníamos que disfrutar mientras pudiésemos ya que no sabíamos cuando las cosas podían tornarse feas. Pero de lo que si que estaba segura, era de que no le iba a dejar pasar solo por esta mierda.

No iba a dejar que se enfrentase solo a esas personas por defender a Zed.





Espero que os haya gustado!
Comentad y votad, yo estaré encantada de responder a vuestros comentarios :)

E.S

ListenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora