Capítulo 52

7.7K 340 46
                                    


El leve sonido de las suaves mantas hicieron eco resonando en la silenciosa habitación compuesta por cuatro paredes escasas de color.

Dan apretó con más intensidad su brazo enroscado a mi cintura desnuda, arrastrándome consigo para llevarme a su acogedor pecho arrullándome, el contraste que hacía su tintada piel con las blanquecinas mantas era demasiado notorio, un que escaseaba de colores vivos. Su aliento resoplaba en mi nuca produciéndome un cosquilleo en esta bastante agradable, su olor era indefinido, no conseguía distinguir que cítricos lo llegaban a formar creando su propia identidad única con la que diferenciar, pero aún así me era familiar como si de mi hogar se tratase, como si mi único fin era pertenecer allí.

Una oleada de angustia e indecisión era lo que me nublaba la mente preguntándome a cada rato en donde me verá dentro de unos años. Había gente que tenía toda su vida planeada y en cierta parte eso también lo había hecho yo, sabía mis objetos y mis propósitos, también sabía como lograrlos, pero había algo que me faltaba. Nunca supe en que país quería comenzar a formar una propia familia o tan solo hacer realidad mis fines en ese sitio, cuando la gente contaba sus planes indirectamente siempre dejaban caer que se quedarían aquí a vivir, pero a mi me aterraba amoldarme a un solo sitio, pese a que adoro Londres por alguna extraña razón me agobiaba el pensar que iba a quedarme aquí anclada. No sabía dónde ni cuando, eso no desterró mis fuertes pensamientos e ideas de buscar mi futuro en cualquier lugar del mundo que sintiese mi hogar al segundo de pisar tierra.

Ahora todo eso se había desvanecido, por primera vez veía las cosas cristalinas, había logrado comprender que quería que mi lugar fuese Dan, me daba igual en donde estuviésemos, para mi él era mi tierra firme al que anclarme.


El ruido de la cafetera en la cocina hizo su presencia, al parecer mis padres acababan de llegar a casa.
¿Que hora sería?
Estire mi brazo tanteando con los dedos en el suelo hasta alcanzar mi móvil. Mala idea, al encenderlo una fuerte luz me noqueó. ¡Mierda me había quedado ciega!

Restregué mi mano por mis ojos intentando amoldarme a la sensación del contraste que hacía la brillante iluminación de la pantalla con el fondo de la habitación todavía a oscuras, decoradas con las múltiples sombras que se formaban por las luces del exterior.

¡No eran ni las cinco de la mañana!

Definitivamente iba a matarles. ¿Quien en su sano juicio hace un café a estas horas de la mañana en vacaciones?

Refunfuñe por lo bajo dándome la vuelta en un brusco movimiento quedando enfrente de su atractivo rostro el cual parecía el de un niño angelical, algo bastante gracioso de pensar al recordar como anoche sus ojos se tornaron negros mientras me penetraba fuertemente haciéndome gemir hasta llevarme a la mismísima locura.

Con mi dedo comencé a delinear sus carnosos labios, visualizándolos sobre mi piel haciendo un sonoro ruido al esparcir besos por doquier, como lentamente se separaban de esta para volver a marcarla. Sonreí al sentir como mi pecho se llenaba de calma.

Su nariz se arrugó sacándome de mi ensoñamiento, sus labios entreabiertos se juntaron dándome un corto beso en mis dedos.

- Coloretes - su voz sonaba más grave de lo normal a pesar de haberlo dicho en un susurro casi como si no estuviese despierto - es demasiado temprano.


- No podía dormir. - era cierto, esa maldita cafetera había acabado con mis ganas de seguir dejándome llevar por la inconsciencia.

Soltó un fuerte suspiro acercando sus labios a mi frente, sin abrir siquiera los ojos, presionándolos, manteniéndolos ahí por un largo rato.

Echo su espalda hacia atrás quedando boca abajo sobre el mullido colchón, en un gesto hizo que mi cabeza pasase a recostarse sobre su duro pecho abandonando la suavidad de aquel pequeño objeto.


Dan desbloqueo su móvil, tecleó un par de veces sobre este y finalmente lo volvió a bloquear. No pasó ni un minuto cuando el sonido a lluvia comenzó a sonar de aquel aparato electrónico.

Levante mi cabeza extrañada, mirándole, él había vuelto a cerrar sus penetrantes ojos, esos que me producían un escalofrío pero que me encantaban.


Debió de sentir mi mirada clavada fijamente sobre él o algo por el estilo ya que abrió los ojos haciendo que nuestras miradas se conectasen.

- Dijiste que te relajaba cuando llovía. - su contestación a mi interrogatorio no verbalizado me sorprendió ¿se acordada? No conteste ya que no sabía que decir, me había dejado muda con esa frase y con su acción. - Ahora duerme Bailee.

- ¿Podemos ir mañana al museo de arqueología? La sección de Egipto es preciosa.

- Ni lo sueñes - su tono amenazador pero rotundo me hizo reír.

Me alce un poco juntando nuestros labios en un casto beso, sonriendo. Su cabeza se levantó de la almohada en cuanto la mía se separaba de su boca, haciendo un quejido como el de un niño pequeño reclamando algo, antes de volver a juntarnos.


Tenía razón, ese sonido había logrado que mi sueño volviese a aparecer, queriéndome quedar en esa posición durante un buen rato. De pronto volví a nuestra burbuja dejando a un lado a mis padres y su maldito estrepitoso ruido.

No era la primera vez que me había levantado a altas horas de la noche tanto en mi casa como en la de Dan, pero en unas situaciones un tanto diferentes. Aquí tan solo podía dar vueltas sobre la cama hablando conmigo misma, también había veces que simplemente desistía y me leía cualquier libro que estuviese más a mano hasta que sonaba el despertador. Mi padre tenía el sueño muy ligero y si hacías el menor ruido ya podías buscar un buen lugar para esconderte porque sino el grito te lo acababas comiendo, mientras que allí no estaba sola ya que siempre acababa encontrándome con Zed completamente despierto, es más creo que nuestras mayores y profundas conversación que habíamos mantenido, las cuales habían sido escasas y efímeras, habían tomado lugar de madrugada cuando ninguno de los dos había conseguido encontrar esa tranquilidad que todos los demás estaban disfrutando en aquellos momentos de tanto silencio y oscuridad.

Digamos que hay gente que sus ideas emergen cuando el sol está adornando el cielo azulado o grisáceo, otros como en mi caso, las nuestras florecían cuando la luna era ella única protagonista de la oscura pigmentación que adornaba todo el cielo transmitiendo una sensación de ensueño.

Pero ahora era diferente ya que el que estaba haciendo ruido era mi padre. Por un momento me entró el pánico pensando que en algún momento podrían entrar en mi cuarto y pillarnos a Dan tan solo en bóxers, ya que me había apropiado de su camiseta, y a mi durmiendo juntos.

Mordí mi labio inferior en un acto de reflejo conteniendo mi respiración por unos instantes. Antes estaba muy segura de que eso no iba a pasar, pero ahora que estábamos en esa situación, mis nervios aumentaron pensando en ese uno por cierto de posibilidad que había. En mi mente repasé punto por punto el hecho de haber recogido los platos sucios y el no haber dejando nada mal colocado, más bien no haber hecho algo de lo que posteriormente acabase en una reprimenda.

Para mi suerte, tras oír unos pasos apresurados por la escalera, la puerta de su dormitorio se cerró dejando otra vez que la tranquilidad se apropiase del lugar.



Bostece un poco, acurrucándome más en su cálido cuerpo pudiendo oír desde aquella posición su corazón latir, dando unos pautados y fuertes bombeos. Su respiración se hizo pesada y monótona haciéndome saber que se había quedado profundamente dormido agarrándome fuerte contra su pecho sin soltar en ningún momento, sin dejarme caer. Sabía que estaba segura entre sus tatuados brazos y eso no iba a cambiar en ningún momento.






Espero que os haya gustado!
Comentad y votad, yo estaré encantada de responder a vuestros comentarios :)

E.S

ListenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora