Capítulo VI

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Habían pasado dos horas desde que Malia se había ido por su puerta trasera en forma de coyote.
Scott estaba muy preocupado de que no volviera pero tenía miedo de ir a buscarla y que esta se enoje con él por no dejarla disfrutar el momento.
Miró la hora, ya eran las 4. Estaba llegando tarde a la veterinaria.
Se subió a su moto y empezó a manejar hacia la veterinaria, pero antes bordeó el bosque para ver si la veía a Malia. Pero no vio nada.
Siguió su camino hasta la veterinaria.
Deaton se asomó por la puerta.
—Que pasó? Me estaba preocupando.
—Perdón, estaba ayudando a Malia con algo y me olvidé.
—Lograste hacer que se transforme en coyote?
—Sí. Pero ya pasaron algunas horas y no volvió. Tengo miedo de que haya tenido algún problema y no pueda cambiar a humana.
—Por ahí todavía no quiere cambiar, hace mucho que no es coyote.
—Tenés razón. Mejor me relajo.

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—Ya son las 6. Debería llamarla, no?— preguntó Scott a su jefe.
—Proba llamarla, o si querés anda a su casa. Yo me encargo de cerrar el lugar.
—Gracias Deaton. Nos vemos mañana.
Scott salió y se subió a su moto. Manejó hasta la casa de Malia. No quería preocupar a su padre en caso de que no haya llegado así que se detuvo en la esquina y la llamó.
Hola?
—  Malia!—exclamó aliviado. —Tenía miedo de que no hayas vuelto.
Perdón por no llamarte antes... Estaba ocupada. Muchas gracias por ayudarme, Scott.
—  Fue un placer. Si necesitas algo más no dudes en decirme.
Lo voy a tener en cuenta, gracias de nuevo.
—  Nos vemos mañana en la escuela.
Hasta mañana.

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Malia sintió la puerta abrirse, era su padre. Davina se había despertado para comer y luego subió a dormir al cuarto de Malia.

Sr. Tate entró a su casa y vio a su hija mirándolo fijamente.
—Todo bien, Malia?— preguntó preocupado.
—Sí. Pero te tengo que contar algo.
—Que pasa? Si tenés novio no quiero saberlo, solo recordale que tengo un arma.
—No es eso papá—dijo nerviosa—Te acordás que te conté que en los ocho años que vos pensaste que estaba muerta en realidad era un coyote?
—Sí.
—Bueno, los coyotes se reproducen y...
—Tu novio es un coyote?
—No papá! No hay novio! Tengo una hija!
Su padre se quedó petrificado.
—Y... Ella es un coyote?
—Lo era hasta hace unas horas. Logre convertirla en humana, está durmiendo en mi cama... La querés ver?
—Sí.
Ambos subieron las escaleras y Malia abrió lentamente la puerta de su cuarto. Los ojos de su padre se llenaron de lágrimas al ver a Davina.
—Es hermosa...Se parece mucho a vos. -dijo poniendo su brazo en el hombro de su hija.
—Se llama Davina. Como mamá.
Padre e hija se quedaron abrazados en silencio contemplando a Davina dormir. Hasta que Malia volvió a hablar.
—Hay que tenerle paciencia, le va a costar mucho más adaptarse.
—No te preocupes, vamos a ayudarla. Mañana la cuido mientras estés en el colegio.
—Gracias pa, te quiero.
—Yo tambien.

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