Capítulo VIII

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Pasaron alrededor de 8 meses desde que Malia y Davina se reencontraron, durante esos meses los Tates se dedicaron a enseñarle todo lo que podían lo que requirió la mayor parte del tiempo de estos.

Eran épocas de examen y la manada se reunía habitualmente en la biblioteca para estudiar. Malia era la que más problemas tenía estudiando pero nunca se presentó. 
—Saben algo de Malia?— preguntó Lydia.
—No, hace mucho que no hablo con ella—respondió Stiles.
—Le debe estar pasando algo, quizás alguno tenga que ir a hablarle—sugirió Scott, sus amigos se miraron con complicidad.
—Mmm, creo que Stiles y yo estamos de acuerdo en que deberías ser vos. Sos el alfa después de todo.
—Me parece bien.
Scott sabía que si sugería que alguien vaya a hablar con ella lo iban a mandar a él, y era exactamente lo que quería. Saludó a sus amigos y fue a buscar su moto al estacionamiento.
Manejó hasta la casa de Malia. Y tocó el timbre.
La escuchó acercándose a la puerta con el corazón acelerado.
—Scott? Qué pasó?
—Hola, quería saber como estabas. Hace mucho que no te juntas con nosotros y estaba algo... Estábamos preocupados.
—Estoy perfectamente bien.
—Y por qué estas nerviosa?
—Scott, andate por favor.
—No me voy a ir hasta que me digas que pasa. Quiero ayudarte, ya te ayudé antes, quiero hacerlo de nuevo.
Empezaron a caer lágrimas de los ojos de Malia.
—No... No puedo.
Scott la abrazó para consolarla pero ella no le devolvió el abrazo ya que usaba sus manos para limpiarse las lágrimas de la cara.
—Podés confiar en mí. - susurró Scott en su oído y en ese momento Malia devolvió el abrazo con fuerza.
—Viví 8 años en el bosque... Y los coyotes empiezan a reproducirse desde antes— Malia se separó de su amigo quien estaba confundido y lo miró a los ojos— .Tengo una hija, Scott.
—Oh...Está acá?Puedo conocerla?
—Claro, entrá.

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