Lágrimas

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LÁGRIMAS

Hoy si estoy destruida, como nunca antes me había sentido, definitivamente Dios castiga con toda su ira a los que incumplen sus normas... o tal vez, ofrece pruebas a los que más se aman...

Tanto tiempo te amé y te dediqué, no puedo dejar de amarte ni dejaré de hacerlo, esa es mi promesa... y te la hice con ternura el segundo en que nos despedimos entre tantas lágrimas.

No pude mirarte ni hablarte en el lugar que contempló todos nuestros encuentros más lujuriosos y apasionados, no podía... sería matarme sola, en unos cuantos segundos.

Entonces entramos a ese otro lugar, al casto que no vería nada más que dolor, fue el momento donde te lo dije, te prometí amor eterno, te juré que serías por siempre el amor de mi vida... te lo confesé todo... lo hice con toda la verdad de mi corazón, te pregunté qué haríamos... te rogué me dieras una respuesta... Sí, el problema se hizo muy grande, y entonces empecé a llorar, a derramar una tras otra, lágrimas de amor por ti, del dolor más real, que jamás había tenido la desgracia de experimentar... Ese viejo sol, el mismo que había contemplado en silencio curioso todas nuestras andanzas y nuestros cariños... Ahora era testigo de un horrendo inicio de dolor infinito... Lloraba y lloraba, no recuerdo la vez que lloré tanto en mi vida... Te dije con un ligero tinte de comedia, solo para que sonrías, que pensé que las lágrimas se acababan, que cuando gastábamos tantas, simplemente dejaban de existir y ya no saldrían más... Pensé que el dolor se iría al despertar esa mañana, pero no lo hizo, se quedó firme en su lugar mientras yo debía confesarte mi amor verdadero que tenía que ser arrebatado por una sombra de pena y desesperación...

"Miénteme" te susurré... No respondiste nada, solo respirabas con dificultad, mientras yo seguía llorando, "Te mentiré yo" te dije, con dolor y una falsa sonrisa "No te amo" susurré, sonreíste con intensa y aguda angustia y me mentiste también "No te amo" sonreí con ternura real, y de inmediato, me besaste con descontrol, desesperación... amor, el amor que siempre anhelé... me dijiste que me amabas, y en medio de toda esa tortura, mi corazón tuvo un segundo para la felicidad más infinita, decidí creerte, no había ni un solo lugar en mí para las dudas... Continué tu beso, anhelé que no fuera el último... en serio rogaba en mi mente que no me abandonases de esa manera. Te amo demasiado como para dejarte ir por completo, ni siquiera una parte de ti salió de mi corazón ese instante... ni siquiera un poco...

Luego vino un largo abrazo de las calamidades más grandes, porque no podía dejar de llorar ni por un solo segundo... mis húmedas mejillas, mojaron tu camisa, que avergonzada estaba... tú viéndome tan devastada... Pero si te amo y me amas, ninguno debía ser el problema.

Decidiste que nuestra larga carrera por el amor eterno, debía tener una pausa, me juraste que no sería un adiós, y más bien... sería un hasta pronto...

Lo que más me duele, es que no fue la falta de amor lo que nos separó mi rey, no lo fue... fueron los errores y los impulsos los que nos trajeron aquí... nada más, y saber que tuve la culpa me destruye en millones de piezas el corazón.

"Prométeme que habrá una niña que te hará más feliz que yo" te pedí, no aceptaste, solo comenzaste con "Prométeme tú que habrá un niño que..." pero no dejé que terminaras... te empujé y te di la espalda, gritando NO una y otra vez... me miraste, con esa bella ternura en tus ojos... "No me ames" pediste... "Ódiame" y la ira mezcladas con el dolor tomaron posesión de mi cuerpo, "NO" grité nuevamente... lloré y derramé lágrimas por todo lugar, lo hice sin escrúpulos ni restricciones... "Te lo he dicho de tantas maneras... ¿Es que no lo ves? Solo voy a amarte a ti, porque eres tú y solo tú el amor de mi vida" y sonreíste, casi triunfal, porque esta vez, te aseguré con palabras que sería únicamente tuya, para siempre. Nos besamos, largos besos desesperados que no deseaba que acaben nunca, y entonces lo vi... vi algo que nunca antes vi en ti... lágrimas... mientras leías mi carta de amor, me torturé viendo como por primera vez, noté tus ojos cristalizados... con lágrimas peligrosamente a la orilla de tus bellísimos ojos... Y entendí que también me amabas con locura, ninguna lágrima salió... pero miles se acercaron, y me arrepentí, de todo el dolor que podría estarte causando... y lloré aún más... porque te estaba perdiendo...

"Nunca me voy a ir" juraste "Siempre seré tuyo y tú serás mía, porque en mi corazón hay un espacio reservado solo para ti" y lloré aún más fuerte... porque temía que la eternidad sea corta... temía que el amor eterno acabe... "Te amo, te amo" volviste a decir... Y yo te respondí con igual euforia, repasé tus labios con mis dedos, deseando grabarme su forma para nunca perderla... "¿Puedo pedirte un favor?" te dije, "Dime" me respondiste, "Cuando tengas tu primera hija, llámala Lila, y cuéntale mis cuentos, dile que amaste a una mujer, antes que a ella o a su madre, dile nuestra historia... Lila, no lo olvides mi amor, Lila... debe llamarse Lila, llámala Lila... " Cada vez que decía ese hermoso nombre, lloraba con más intensidad, con más fuerza... "Te lo prometo" musitaste. Lo que no te conté, fue que deseaba que aquella Lila, fuera nuestra, deseaba que ese nombre fuera el que gritáramos de euforia o de enfado... solo quería a esa niña, para ambos... y no lo logramos...

Lágrimas y más lágrimas... sin parar, una y otra vez, ataques de dolor y llanto me asaltaban y no tenía posibilidad alguna de parar.

Nunca entendí cómo es que eras tan experto en el arte de ocultar tus emociones y controlarlas con tanta voluntad, yo no podía... Me sentía tan destruida, pero muy en el fondo sabía que tú también lo estabas, y que no había dolor más grande que dejar algo tan exquisito sabiendo que aún nos amamos...

"Te amo, eternamente, y cada día será una tortura sin ti" llegó el momento de irnos... ese triste cuarto había visto tanta tortura y aflicción cuando debió haber visto amor y placer... Cuando salimos del lugar, no pude más, mis piernas desearon huir, caminé con paso amplio, casi corriendo, mientras tu caminabas triste detrás de mí... cerca estaba yo de la puerta cuando de inmediato... no aguanté más, debía darte al menos un último beso más... corrí de vuelta hacia a ti, te abracé lo más fuerte que pudieron mis brazos, te bese y te bese, "Te amo... con locura... para siempre" fue lo último que dije, y en aquel momento mi corazón salió de mi pecho y se guardó en una caja fuerte dentro de ti, porque no lo necesito mientras no te tenga a ti... Te amo mi rey, y te amaré por siempre, porque ese es mi total destino, el que yo misma escogí... Y pronto, más pronto de lo que piensas... volveremos a estar juntos... Porque siempre te encontraré, el amor me hará hallarte... te lo prometo mi amor...

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JakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora