Cuarta Carta

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Mi anhelado Jake:

He releído las cartas que llevo escribiendo... ninguna tiene respuesta... ¡Oh Jesús! Estoy tan desesperada, pero de repente en una pantalla muy sucia apareció "¿Hola?" Es tu nombre, es tu forma de hablar, Eres tú... respondí al instante, lo más calmada que pude... esperé una contestación... Estaba urgida y desesperada... Vamos... respóndeme, por favor... mi amor... me siento tan ridícula por estar tan conmovida por esa palabra única que me has escrito...

Pasan las horas y no hay ninguna señal de respuesta tuya... Y terminé resignada. Mi esperanza se quedó en pausa nuevamente... Que tonta... Pensé que era una señal para que comencemos de nuevo... Y lloré con amargura, lloré esperando un alivio que nunca llegaba... Una tortura eterna que llegara a su fin... Miré mi reflejo en el espejo... mis ojos... que un día dijiste que te encantaban... Se veían muertos y tristes...

Luego... limpié mi rostro con agua tibia... pero de repente la ira se apoderó de mí, empujé todo en mi habitación: joyas, perfumes... ese que dijiste que te enloquecía... flores, labiales y collares, toda contra el piso o las paredes... no podía perderte, así no... por favor... no así... No es justo.

Te extraño muchísimo:

Tu triste Adhara.

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JakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora