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Me despierto tras lo que parecen ser años. Mi cuerpo está temblando violentamente y los dientes me castañetean. Cruzo los brazos sobre mi pecho y segundos después busco a tiendas mi colcha para poderme tapar hasta los ojos. ¿Deje la ventana abierta anoche? Eso habría sido una tremenda locura. 

Me levanto de golpe cuando mis dedos tocan humedad a mi lado. Levanto mi mano en el aire y veo la tierra húmeda pegada a mis dedos. Mi boca cae abierta por la sorpresa. Y mis ojos se abren de par en par cuando miro a mi alrededor. 

¿Dónde está mi habitación? ¿Dónde estoy? 

Otro violento escalofrío me sacude. Levanto la cremallera de mi sudadera negra. Ayer fui a cenar vistiendo solo unos simple leggins negros, una camiseta gris de manga corta y unos zapatos de deporte Adidas. A todos los de mi clase nos había dado la obsesión de Adidas durante el curso... 

Escucho un sonido que proviene de mi parte frontal y veo una figura salir de entre los árboles. Un chico joven sale con una espada en lo alto y hablando en un idioma que no comprendo. Creo que me está gritando, o al menos el idioma que habla parece ser a gritos. El chico tiene el pelo rubio, hasta los hombro y recogido fuera de la cara. Tiene la piel blanca, pero no demasiado y unos ojos azules que se ven desde varios metros de distancia. 

El joven mueve la espada hacia mí mientras suelta un montón de palabras que no comprendo. Levanto mis manos en alto como si un policía me apuntase con una pistola. Me levanto como puedo pero la tierra frente a mi comienza a inclinarse hacia un lado y hacia otro... ¡Oh, no! 

Me levanto de golpe, esperando que todo haya sido un sueño y que no me vuelva a encontrar a nadie apuntándome con una maldita espada. 

Pero yo no tengo ese tipo de suerte. 

—¿Hablas inglés? —pregunta el joven, con un acento muy extraño, mientras se acerca a mí. 

Observo el lugar. Parece ser una especie de casa. Una cabaña con tejado de paja o algo así. Un fuego crepita en el centro de la casa. Veo una mesa de madera muy robusta en una esquina. Paso mi mano por la lana que está debajo de mi cuerpo y por la lana que me cubre. Estoy calentita, al menos. 

El joven suelta unas palabras extrañas mientras se acerca a mí con su mano extendida. Cuando me doy cuenta de que va a tocarme... me alejo lo máximo posible y me pego un cabezazo contra la pared de madera detrás de mí. ¡Mierda! Me llevo una mano a la parte trasera de mi cabeza y presiono la zona para que no se me hinche. 

- Es solo comida- me asegura el joven con su extraño acento. Casi no logro entenderle en mi propio idioma-. No tengas miedo. Creo que no hablas mi idioma, nunca te había visto por aquí.

El joven deja el cuenco sobre el borde de la cama, o lo que se supone que es una cama, y se aleja de mí hacia la mesa donde descansa un cubo de metal. Introduce las manos y las saca mojadas. Después se las seca en un trozo de tela. 

—Qué bien que te hayas despertado. Estaba preocupado. ¿Hablas inglés? ¿Cómo te llamas? 

El joven vestido de forma muy extraña se acerca de nuevo hasta la cama. 

—Sophia —respondo en un susurro. 

El joven se acerca un poco más y dirige su oído en la dirección de mi boca. 

—Sophia —vuelvo a repetir, un poco más alto. 

—No parece un nombre de por aquí—reflexiona. 

—¿De por aquí? —pregunto asustada mientras comienzo a retirar la manta de lana de oveja de mi cuerpo. 

Busco la salida más cercana con la mirada. La puerta principal, que es la única, permanece cerrada, pero no tiene un sistema demasiado sofisticado de cerradura. Tengo que intentarlo. 

LA HIJA DEL TIEMPO (ERA DE VIKINGOS) TERMINADA y CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora