Nos hemos colado en la Casa de Baños, literalmente. No se supone que debamos usarlos hoy pero, ¿cuándo me han importado a mí las normas vikingas? Nunca.
Harold se encarga de la preparación del baño, como la otra vez. Mientras tanto me desvisto sin ningún tipo de vergüenza. Cuando he terminado camino hacia Harold en toda mi espléndida desnudez. Bueno, mi pelo tapa gran parte de esa desnudez, la verdad. Da igual.
Harold se queda paralizado mientras me observa acercarme hasta él. Nunca, realmente, hemos podido observarnos desnudos. Teniendo en cuenta que o hemos tenido sexo de noche o en la oscura bodega del barco. Ahora supongo que podemos llamarlo «hacer el amor», ¿cierto?
Desnudo a Harold mientras él se muestra en shock, como si verme desnuda fuese demasiado para él. Me siento muy orgullosa de mi misma mientras tomo el control de todo. Me gusta tener el control de la situación.
-¿Vas a dejar que me bañe contigo? -pregunta mientras lo guío hasta la humeante bañera de madera.
-¿Quién ha dicho que sólo vamos a bañarnos? -pregunto con picardía.
-Eres peor que un hombre -bromea.
Suelto una risita.
-Entonces, estás de suerte -apunto.
-Créeme, lo sé. Soy el hombre con más suerte de todos los siglos por tenerte conmigo, Sophia.
-Sí que lo eres -confirmo-. Ahora, mueve tu culo dentro de la bañera antes de que se me pasen las ganas.
Harold no pierde el tiempo después de mi advertencia.
-¿Te gustaré cuando mi barriga sea tan grande que no puedas abrazarme bien? ¿Te gustaré cuando mi barriga sea tan grande que no pueda coger a Nilenna en brazos? -pregunto mientras nos acurrucamos en la bañera.
-¿Cómo puedes preguntar esas cosas? Por supuesto que me gustarás, siempre.
-¿Y tendrás ganas de... -busco la palabra adecuada- yacer conmigo cuando esté gorda?
Harold responde sonriéndome abiertamente y acariciándome la barriga bajo el agua.
-Siempre tendré ganas de yacer contigo. Siempre tengo ganas, la verdad.
-¡Eres un pervertido! -me burlo.
-No sé lo que significa eso, pero seguramente me estés insultando ahora mismo -se ríe sin dejar de acariciar mi barriga-. Cuando pienso en ti no puedo dejar de asociarlo con eso -murmura-. Y, cuando te veo, tengo que controlarme para no desnudarte en ese mismo lugar y...
-¡Lo pillo, lo pillo! -salto-. No hace falta que sigas describiendo todo lo demás. Reza a tus dioses para seguir controlándote. No quiero ni pensar lo que pasaría si no pudieras controlarlo.
-Sería horrible -asegura-. Sólo yo voy a poder disfrutar de estas vistas -dice mientras me señala.
Bufo y pongo los ojos en blanco.
-Lo mismo te digo a ti, pequeño vikingo -advierto-. Como me seas infiel voy a cortarte la cosa que tienes entre las piernas y que tanto te gusta usar conmigo.
-Siempre será solo contigo, Sophia. Ya sé que nuestra sociedad es distinta de la tuya pero te prometo que jamás rompería una promesa y yo te prometo que nunca me iré en busca de otra. Siempre haré todo contigo.
-Todo -repito-. Sea lo que sea, Harold. Lo digo en serio. No juegues conmigo, nunca.
-Desde el primer momento supe que nunca más volvería a ver a otra mujer de la forma en la que te veo a ti. No puedo expresarlo en tu idioma, lo siento. Me gustaría decirte todo lo que quiero decir en el mío.
-Puedes -aseguro-. Dilo, aunque no te entienda.
Y así es como Harold comienza su discurso. Las palabras no significan nada para mí, pero sí la forma en la que me mira, la forma en la que coge mis manos y acaricia mi barriga en algunas partes de su vomito verbal.
Cuando salimos del baño tenemos las yemas de los dedos arrugados y la piel más rosada que de costumbre. Harold y yo nos envolvemos en las telas que funcionan de toallas, nos secamos y después nos volvemos a vestir.
Cuando volvemos a nuestra casa, porque supongo que ya puedo considerarla como mía, la esclava, sigue sonando muy mal, ha preparado la cena.
Nilenna se despierta de su especie de siesta y cena con nosotros. Creo que nunca me acostumbraré a no tener nada de tecnología con electricidad. Echo de menos ver la televisión, escuchar las noticias y enterarme de todo lo que pasa en el mundo. Echo de menos a mi confidente y mejor amiga, Katia. No sé si alguna vez encontraré aquí a alguien como ella, desde luego no su antepasada.
Nilenna se pone a hablar mientras me mira, sentada encima de Harold.
-¿Qué está diciendo? -le pregunto a Harold.
-Pregunta que cuándo vamos a volver al lago -traduce con dulzura-. Quiere saber si podemos ir mañana.
-Pero... hace mucho frío -objeto.
Harold traduce lo que he dicho, o... puede que añada todavía más explicación.
-Le he dicho que iremos otro día, mañana tenéis que ir a comprar el vestido de la boda.
La sopa cae de mi cuchara, de vuelta al cuenco.
-¿Mañana? -pregunto con la voz muy aguda.
Harold suelta una risita.
-No pareces emocionada -dice con nerviosismo.
-Lo... lo estoy, Harold. Es que no me esperaba que fuese a ser todo tan rápido -explico.
-¿Quieres esperar a que todo el mundo se de cuenta de que... esperamos un bebé? -pregunta, confundido. Sus pálidas cejas juntas en el centro de su frente.
Si sigue así va a tener arrugas prematuras.
-¡Por supuesto que no! -exclamo-. Quiero adaptarme un poco a vuestras costumbres pero... es difícil y sé que hay algunas que no voy a poder tolerar.
-Tranquila -susurra-. No es como si nos tuvieran que ver en nuestra noche de bodas.
Mi boca se abre y suelto un jadeo.
-¡Ni de coña! -exclamo con horror-. Ni siquiera pienses en algo como eso. No va a pasar nunca.
-Tranquila, hjarta -dice con tranquilidad.
Quiero decirle que estoy tranquila, pero no lo estoy. Me quedo callada y continúo comiéndome la sopa del cuenco.
Más tarde, cuando Harold y yo estamos en la cama, comienzo una nueva conversación.
-Que ni se te pase por la cabeza pensar que después de la boda voy a llevar siempre el pelo recogido. Lo voy a llevar como me de la real gana -aseguro.
Harold suelta una risita mientras pasa una mano por mis mechones de pelo.
-No sé por qué tenía la sensación de que alguna vez dirías algo como eso.
Muevo la cabeza para mirarlo a los ojos.
-Y... -continúo- este bebé aprenderá a hacer de todo, sea niño o niña. ¿Lo pillas, Harold? -levanto una ceja hacia él-. Sea un niño o niña sabrá utilizar la espada y sabrá coser y cocinar. Me niego a ir en contra de mis principios modernos.
-Creo que mi vida no deja de ponerse más entretenida cada día -murmura entre dientes.
Le clavo el codo en el estómago.
-¿Qué acabas de decir, Harold? -lo desafío.
-Nada, Sophia -sonríe.
Niego con la cabeza mientras me vuelvo a relajar. Ya me encargaré yo de que todo salga como quiero que salga. Aunque quede como la tonta forastera de Averia.
![](https://img.wattpad.com/cover/82679818-288-k43025.jpg)
ESTÁS LEYENDO
LA HIJA DEL TIEMPO (ERA DE VIKINGOS) TERMINADA y CORRIGIENDO
Teen Fiction1ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" (CADA LIBRO ES INDEPENDIENTE) Sophia, de dieciocho años, está a tan solo unos meses de ir a la universidad. Aunque unos sucesos, que incluyen una tarrina de helado, hacen que termine en el siglo VIII. Un...