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La esclava de esta mañana es quien ha preparado la comida. Hay pan sin levadura, también queso y un especie de estofado o lo que sea. La cosa es que no huele mal y puedo comerlo sin problema. Lo malo es que solo estamos comiendo Harold y yo, y no hay ningún tipo de conversación. También hay cerveza, pero por mucho que me guste la del 2016, no me quiero emborrachar en este siglo. 

-Tienes que decirme lo que significa «sexy» -me recuerda Harold cuando termina su comida. 

-No estoy segura de que te vaya a parecer muy... puro el significado. Teniendo en cuenta que ahora me llamo Kaysa. No sé si ella diría una palabra como esa -aseguro, fingiendo seriedad. 

-Estoy seguro de que dentro de estas paredes Kaysa puede desaparecer un rato y volver Sophia -asegura mientras hace un gesto a la casa. 

-Sexy -pronuncio con lentitud mientras apoyo los codos en la mesa y mi cabeza en mis manos. Lo miro durante unos segundos antes de guiñarle un ojo-. Sexy significa... atractivo, guapo, incluso, sensual, supongo. Es un buen adjetivo para describir a alguien. 

-Atractivo -repite con el ceño fruncido. 

-Si frunces el ceño así, no -apunto mientras levanto una mano y la pongo sobre su ceño-. Relaja la cara o te saldrán arrugas prematuras. 

Harold frunce todavía más el ceño ante mis palabras. 

-Hace referencia un poco a la atracción sexual -añado con inocencia-. Pero no te lo tomes como algo personal. Ian Somerhalder, Liam Hemsworth, Channing Tatum, Scott Eastwood y Kellan Lutz también me parecen sexys. 

-¿Quienes son todos esos hombres? -pregunta Harold molesto-. ¿Están interesados en ti en tu época?

No puedo evitar reír. Rio hasta que me duele la barriga. 

-Teniendo en cuenta que dos de ellos estarán casados dentro de varios siglos y otros tantos tendrán novias... No, no creo que estén interesados en mí. Sobretodo porque no me conocen, que si no... 

-¿Qué son novias? -pregunta completamente confundido. 

-Lo que eres antes de ser esposa o mujer o prometida o exnovia -explico sin mucho interés-. ¿Aquí os comprometéis nada más conoceros? 

-No tiene porqué -responde encogiéndose de hombros-. Siempre pasa un tiempo antes de casarse. 

-¿Estás tú en ese tiempo? ¿En el de antes de casarte con alguien? -Me aclaro la garganta-. No sé cuántos años tienes. 

-Aquí no contamos los años como los ingleses. No estoy seguro de que la edad que te diga sea la que realmente tengo para ti. 

-Prueba a decir una edad -lo animo con verdadera curiosidad. 

Juro que como diga que tiene setenta me voy a reír en su cara. 

-A ver: nuestro año se divide en dos Misseri, el de invierno y el de verano. Cada uno de ellos cuenta con seis meses... Así que... veintiún años. 

-Entonces es parecido a nosotros, solo que tenemos más Misseri pero al final son el mismo número de meses. 

-Pero creo que nuestros meses no coinciden -asegura. 

-Da igual -digo mientras agito una mano-. Creo que tu edad está bien contada. 

-¿Cuánto años tienes tú?

-Dieciocho, y deberías saber que soy muy madura para mi edad.

-No me cabe la menor duda -dice mientras me mira receloso. 

Mi boca cae abierta. ¡Qué hijo de su madre! 

-¿Qué vamos a hacer esta tarde? -le pregunto a Harold mientras la pobre esclava recoge nuestras cosas para lavarlas. 

LA HIJA DEL TIEMPO (ERA DE VIKINGOS) TERMINADA y CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora