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Harold consigue instalarme en una nueva rutina que me mantiene prácticamente alejada de todas mis dudas. 

Entrenamos después de desayunar. Dejamos a Nilenna dentro de la casa con la chica esclava mientras ella hace todas las cosas del hogar. Harold tiene esta terrible y distractoria costumbre de entrenar conmigo sin camisa. Es una cosa horrible y maravillosa a la vez. Siempre que lo hace me quejo, pero él solo se ríe y me ataca con su espada. Ahora debe hacerlo así, por mucho que lo intente si no me siento atacada no voy a atacarle, soy una pacifista. 

Harold ha conseguido "ropa de hombre" para mí. Yo logré convencerlo de conseguirme algo de tela para coserme ropa interior, a sus espaldas por supuesto. El problema es que es muy probable que durante la travesía mi amiga no tan amiga mensual me visite y... no tengo ni pizca de ganas. Va a ser un gran problema con el que voy a tener que lidiar, rodeada de más de cincuenta hombres y en alta mar. Gracias pero no, gracias. 

-Hoy os voy a llevar a un sitio -anuncia Harold mientras recogemos las cosas del almuerzo. 

-¿A dónde? -pregunto entusiasmada. 

Harold anunciando sorpresas suele implicar un nuevo entrenamiento que me dejará maloliente y cansada. Oh, sí, eso también es nuevo. Ahora huelo peor que nunca, aunque hago mi mayor esfuerzo por lavarme con el agua que Harold trae para lavarnos solo la cara. 

-Es una sopresa -se mofa. 

Suelto un bufido. Harold se acerca a Nilenna, que está jugando en el suelo con su caballito de madera y la toma en brazos. 

-¿Te gustan las sorpresas? -le pregunta en mi idioma. Después le escucho decir otras palabras en el suyo, supongo que traduciendo la pregunta. Nilenna solo envuelve los brazos alrededor del cuello de Harold y lo abraza con fuerza mientras apoya su cabecita en el ancho hombro de Harold. 

-¿Eso es un sí? -pregunto con una risilla mientras acaricio la espalda de Nilenna. 

-Creo que sí -responde Harold mientras sonríe.

-¿Tenemos que llevarnos algo?

-No -responde Harold mientras camina hasta la puerta-. No nos hace falta nada, de nada. 

Harold nos lleva por el bosque. Quiero hacerle una pregunta algo bromista para saber si nos está llevando al interior del bosque para abandonarnos o matarnos. Sería una buena forma de deshacerse de mí, dado que ahora soy casi como una pesadilla de compañera de piso, pero... entonces no habría hecho falta que trajese a Nilenna. A no ser que quiera deshacerse de ella. 

-Espera -pido de repente. Harold se gira y frunce sus rubias cejas hacia mí-. No irás a entregar a Nilenna a otra familia, ¿verdad? Porque después de pasar tiempo con nosotros, digo, contigo y acostumbrarse a tu casa y a su habitación... 

-Tranquila -dice mientras me agarra la mano y tira-. No tiene nada que ver con entregar nada a nadie. 

Sonrío de forma nerviosa durante el resto del camino hasta que llegamos a una especie de lago o laguna con rocas y arboles frondosos alrededor. 

-¿Qué hacemos aquí? -pregunto confundida mientras veo a Harold dejar a Nilenna en el suelo, aunque sin soltar su pequeña mano. 

-¿Es que no sabes nadar, Sophia la sexy? -pregunta mientras se ríe. 

-¿Quieres que nade en eso, viajero? -pregunto entre risas mientras señalo el lago. 

El agua es cristalina, pero algunas rocas tienen hojas de los arboles caídas sobre sus partes planas. Está limpio, incluso si también hay moho o musgo en las rocas. 

LA HIJA DEL TIEMPO (ERA DE VIKINGOS) TERMINADA y CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora