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Unos ruidos me despiertan por la mañana. Levanto un poco la cabeza de la rudimentaria cama y observo a través de la ventana. Estoy cien por cien segura de que eso no es cristal... creo que es algún tipo de órgano de animal. Como cuando estudié en el colegio sobre los primeros preservativos que estaban hechos con tripas... ¡Argh! 

  —Tengo sed —murmuro a nadie en especial. 

  —Ten —escucho decir a Harold. 

Giro rápidamente la cabeza en su dirección y lo encuentro acercandose a mí con lo que parece ser una cantimplora hecha con pieles. Me la tiende y la tomo de su mano. 

  —Gracias —murmuro antes de beber. 

¿Sabor? Asqueroso. Pero para el nivel de sed que tengo... me vale casi cualquier cosa. 

  —¿Cuándo me vas a llevar a la... Casa de Baños? —pregunto mientras trato de contenerme las ganas de oler mis axilas. 

  —¿Sabes? Normalmente nos lavamos los sábados —comenta Harold—. Es el mismo día en el que las mujeres lavan las ropas. 

  —¡Vaya, qué suerte la mía! —murmuro por lo bajo. 

  —Puedes lavarte de momento la cara y las manos con esto —dice poniendo el cubo con agua sobre la mesa. 

Me asomo al cubo y observo el agua cristalina. Supongo que servirá. Cuando el agua toca mi cara me doy cuenta de que está muy fría. Si no estaba despierta del todo antes, ahora lo estoy. 

Alguien golpea la puerta de la cabaña. Harold camina con paso decidido hasta la puerta y deja pasar a una mujer que lleva tela en sus brazos. Supongo que es una mujer por su vestimenta, porque lleva la cabeza rapada. 

  —Hola —saludo a la la chica mientras extiendo mi mano hacia ella. 

La muchacha baja la cabeza y mira al suelo. 

  —No habla tu idioma —apunta Harold—. Y tampoco tiene permitido hablar contigo, es una thrall, una esclava. 

¿Un esclava? ¿Una pobre muchacha esclava que apenas parece tener mi edad? Me muerdo la lengua y espero. Nada de esto tiene sentido. La esclavitud está prohibida, ¿dónde demonios estoy? ¿Es esto una especie de cámara oculta?

  —Te va a vestir antes de que salgamos de la cabaña —comenta. Le dice unas cuantas palabras a la joven en su idioma... y esta da un paso hacia mí.

  —Supongo que me darás privacidad, ¿no? —pregunto a Harold mientras cruzo los brazos y levanto una ceja en su dirección. 

Harold suspira, pero abandona la cabaña. 

Me quito mi chaqueta Adidas, mi camiseta y mis leggins. La muchacha mira durante varios segundos mi sujetador y mis bragas, con un montón de curiosidad. Frunzo el ceño mientras la joven me pasa el traje por la cabeza y los brazos. Un traje de un rosa apagado, que se ajusta en mi cintura un poco y cae hasta ocultar mis zapatos de deporte. 

La chica me señala el banco que va a conjunto con la mesa. Me siento y espero. Segundos después, noto lo que parece ser un rudimentario peine siendo pasado por mi pelo para desenredarlo. 

Salimos de la cabaña para encontrarnos con Harold. El joven parece haberse quedado sin palabras, pero yo también. Parches de nieve blanca cubren el vasto paisaje. Hace mucho frío, demasiado para ser verano... Claro que esto es el norte, ¿no? Más al norte de Inglaterra. 

  —Tenemos que hablar de una cosa —comienza a decir Harold después de que la esclava se aleje de la cabaña en una dirección un poco incierta—. Tu historia. 

Trago saliva. 

  —No puedo presentarte a mi pueblo como Sophia de Inglaterra. 

  —Yo no soy «Sophia de Inglaterra» —replico—. Eso parece el titulo de una noble. 

Harold niega.

  —El caso es que si te presento de forma parecida... querrán hacerte esclava. 

  —¿Y por qué no lo haces? —espeto—. De todas formas tienes a una muchacha esclava que no puede siquiera dirigirme la palabra... 

  —No estamos hablando de eso en este momento- dice molesto-. Si quisiera podría hacerte esclava, y nadie lo impediría. Al fin y al cabo, te he encontrado desmayada en el bosque, ¿no?- desafía. 

Le lanzo una mirada de odio. 

  —No dejaría que me hicieses tu esclava. Antes muerta que ser la esclava de alguien —espeto con furia. Huiría, lo mataría si hiciese falta. 

  —El caso es que te voy a llevar hasta mi aldea. Te voy a presentar a mi padre como Kaysa, hija del rey de una aldea que se quemó. 

  —¿Por qué Kaysa y no Sophia? —pregunto curiosa. 

  —Porque Sophia no es un nombre que se use en estas tierras. 

  —¿Por qué Kaysa y no otro? 

  —Significa: pura —murmura con la voz realmente grave. 

Pura. ¡Sí, claro, tan pura como se puede ser! 

  —Bueno, el significado da igual. Quiero que me lleves de vuelta a Inglaterra. 

  —Las mujeres no viajan en nuestras expediciones. 

  —¿Crees que me importa lo que hagan tus mujeres? —pregunto, tomándolo del pelo de su chaleco. 

Uno de estos cuesta más de mil libras. 

  —Quiero volver a Inglaterra. Y lo voy a hacer tanto con tu ayuda como sin ella —espeto con seguridad—. Dime dónde está el aeropuerto más cercano. 

  —Aero... —trata de pronunciar. 

  —Aeropuerto —repito sin paciencia—. Donde están los jodidos aviones que te llevan de un sitio a otro en pocas horas. 

  —No sé de qué estás hablando, Kaysa. 

  —¡Dios! Eres idiota. Te juro que haré que la policía te detenga y te encierren en una cárcel de alta seguridad. Solo espero que no te den por loco y te manden a una institución mental... 

  —¿De qué estás hablando? —pregunta mirándome de forma extraña. Como si estuviera loca. 

Y me doy cuenta de que tal vez lo estoy porque ante mí, se presenta Averia. La aldea de Harold. Una aldea en toda regla, con un montón de cabañas iguales a la de Harold... mujeres vestidas igual que yo, hombres como Harold. 

  —¿Dónde... dónde estoy? —pregunto de nuevo confundida. Mi voz se rompe y suelto un sollozo involuntario. 

  —Ya te lo he dicho, Kaysa. Estás en Averia, mi aldea —contesta con suavidad y sumo tacto. 

  —¡No! —exclamo con la voz rota—. Quiero decir... ¿qué año es? 

  —Año... 795 —responde pensativo. 

Me llevo una mano a la boca mientras ahogo un sollozo. 

  —Mientes —espeto—. No estamos en el año 795, estamos en 2016. Sí, Donald Trump contra Hilary Clinton. Inglaterra se acaba de separar de de la Unión Europea... Mi mejor amiga se llama Katia, está de vacaciones en Noruega. Dentro de unos meses entro en la universidad... No, no podemos estar en el año que tu dices. 

Echo a correr en dirección contraria a la aldea y me adentro en los bosques. 

LA HIJA DEL TIEMPO (ERA DE VIKINGOS) TERMINADA y CORRIGIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora