Me quedo paralizada mientras observo a Harold y a la pequeña niña que se encuentra delante de él. Ella está casi escondiéndose entre las piernas de Harold, mientras sostiene una hogaza de pan sin levadura en su pequeña mano. Tiene el pelo rubio tirando a blanquecino más a el color que uno espera encontrar en California, y unos ojos redondos y marrones.
-¿Quién es, Harold? -pregunto mientras me pongo de cuclillas frente a la niña-. ¿Tu hermana pequeña?
-No -responde con culpa. ¿Culpa? ¿De verdad acabo de notar eso solo por el tono de voz de Harold?
-¿Entonces? -pregunto mientras vuelvo a incorporarme.
-Es una historia... algo larga -responde con nerviosismo.
Entrecierro los ojos hacia él con recelo. Incluso en esta época esa frase suena a excusa barata.
-Tengo mucho tiempo libre. Comienza a hablar -le pido.
-La han encontrado sola en casa de sus padres. Bueno, su padre murió hace tiempo, en una de las veces que fue a comerciar... Su madre era la que se había quedado sola en casa cuidando de Nilenna. Hasta que han encontrado a la madre muerta en la casa y a la niña sola.
-¿La madre ha muerto? -pregunto con tristeza mientras miro a la niña-. ¿Y ella estaba delante?
Harold asiente con pesar.
-Aquí, cuando un niño o una niña se queda huérfano o es abandonado... es acogido por otras familias. Lo han intentado... mis amigos fueron a preguntar a algunas casa pero la familia que suele acoger a todos no puede permitirse tener a un niño más porque entonces no podrían dar de comer a todos.
-Al grano, Harold. Ve a la parte importante -pido con nerviosismo.
-Va a vivir con nosotros -suelta casi tan rápido como para no entenderlo.
-¡Estás loco! -exclamo mientras me llevo las manos a la cabeza-. ¡Es una niña! ¿Sabes algo sobre niños pequeños? ¿Sabes algo sobre cuidar de ellos? Nos vamos dentro de poco, ¿no? Vamos de expedición. ¿Quién va a cuidar de ella cuando no estés?
-Mi madre se ha ofrecido voluntaria -asegura entre dientes.
-Y cuándo vuelvas solo, ¿qué? ¿Te ocuparás de ella tu solo? -desafío.
-Mi pueblo cree que las cosas que van a pasar están escritas en piedra y que no podemos cambiar el futuro, da igual lo que hagamos.
-Eso no tiene nada que ver con lo que estamos hablando -declaro tajante.
-¡Por supuesto que sí! -exclama consternado-. Qué tú estés aquí ha pasado porque tenía que pasar, que Nilenna haya perdido a sus padres ha pasado porque así estaba escrito...
-¿Me estás tomando el pelo? -pregunto sin creérmelo-. ¿Me estás diciendo que esta pobre niña ha perdido a sus padres porque así estaba escrito? ¿Quién demonios querría escribir tal cosa? Es fácil de tratar de justificar lo que nos pasa con el destino. No puedes culpar al destino de lo que te pasa por ser un imbécil, un irresponsable o por tener mala suerte.
-Está claro que cristiana no eres -murmura mientras pasa una mano por el pelo de la niña, quien nos mira con los ojos bien abierto y el pan olvidado en su mano.
-Ni cristiana, ni budista, ni nada de nada. Y será mejor que tú te aferres bien a tu religión porque no durará mucho -le advierto, levantando las cejas.
-¿A qué te refieres? -pregunta confundido.
-Nada es para siempre, ni siquiera tus dioses -respondo-. Antes de que os deis cuenta todos seréis cristianos.
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LA HIJA DEL TIEMPO (ERA DE VIKINGOS) TERMINADA y CORRIGIENDO
Novela Juvenil1ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" (CADA LIBRO ES INDEPENDIENTE) Sophia, de dieciocho años, está a tan solo unos meses de ir a la universidad. Aunque unos sucesos, que incluyen una tarrina de helado, hacen que termine en el siglo VIII. Un...