La actividad de recoger frutos se ha dado por terminada cuando las cestas estaban llenas. Brenna ha propuesto volver a casa de Harold con nosotras para dejar allí los frutos que yo he recolectado. Nilenna no suelta en ningún momento mi mano mientras recorremos el camino de vuelta. No sé dónde está el hijo de Brenna, sé que era uno de los niños pero no se ha molestado en presentármelo ni lo trae con ella a casa de Harold. No voy a mentir, me ofende un poco que no se tome la molestia de presentarme a su hijo... pero si es tan celosa como parece, tal vez no quiera que me acerque mucho a su familia. Si lo que dice Harold sobre su marido, Skip, es cierto...
No es como si yo me fuera a acercar a su marido ni nada, es decir, ¿habéis visto a Harold? ¿Para qué querría yo intentar ligar con Skip, teniendo a Harold más a mano? ¡Voy a largarme de aquí a la mínima oportunidad! ¡No me interesa tu marido, antepasado-clon de Katia!
-Me voy -anuncia Brenna mientras recoge su cesta de la mesa-. Tengo que revisar que el almuerzo ya esté bien preparado para cuando llegue Skip del Ping.
Asiento mientras la sigo hacia la puerta y la cierro a sus espaldas. Me recuesto contra la puerta y suspiro.
-Eso, vete. Vaya mierda de antepasados que tiene Katia -murmuro para mí misma.
Pensaba que los antepasados de Katia serían geniales. Bueno, en realidad nunca lo he pensado, pero da igual. Ahora que sé que es clavada a Brenna.... El caso es que no debo complicarme mucho la vida, estoy a siglos de que Katia nazca, es bastante increíble que se parezca a una mujer que vivió hace tantos siglos y que era un poco idiota. Teniendo en cuenta lo genial que es Katia.
La esclava de Harold de su padre o de quien sea, está preparando el almuerzo en el caldero del centro de la cabaña. Parece una bruja preparando una pócima, la verdad. Una pócima que lleva carne que no identifico.
La puerta de la cabaña se abre y me lanzo hacia adelante cuando veo que es Harold. Estoy casi dando botes en el sitio por la anticipación mientras le pregunto.
-¿Y bien? ¿Qué tal? ¿Qué han decidido los machotes en su reunión de machotes?
Harold suelta una risilla, me agarra de los hombros y detiene mis saltitos nerviosos.
-¿Qué te ha pasado hoy, mujer, que estás tan ansiosa?
-¡Harold! -me quejo-. Di ya lo que sea.
-Algunos hombres desconfían de tu capacidad para estar en una travesía tan larga y defenderte si es necesario. Casi ninguno de los hombres de Averia te conoce, nadie sabe tu historia...
-Al grano, Harold -interrumpo-. ¿Cuál ha sido el veredicto?
-Te vienes en nuestra próxima travesía.
Doy una gran salto mientras chillo con alegría.
-Hay un pequeño inconveniente.
Dejo de saltar y se me borra la sonrisa de la cara.
-¿Cuál?
-He asegurado ante todos que sabes defenderte y que serás capaz de soportar el viaje.
-Seré capaz -aseguro, golpeando mi puño contra la palma de mi mano-. Me he llevado prácticamente toda mi vida dando clases de esgrima y compitiendo, ¿sabes? Rechacé incluso entrenarme para ir a las olimpiadas.
-¿Esgrima? No sé lo que significa eso pero estoy seguro de que no será lo mismo.
-¿Acaso no mate a ese hombre? -pregunto casi enfadada.
Harold abre la boca para decir algo, pero la vuelve a cerrar.
-Exacto. No me subestimes, Harold -digo mientras cruzo los brazos-. Soy capaz de todo.
-Está bien -declara-. ¿Eres capaz de todo? Comenzaremos los entrenamientos mañana, en la parte de atrás de la casa.
Abro los ojos de par en par.
-¿No vamos a viajar?
-Sí, dentro de una semana.
-No quiero esperar una semana -me quejo, mis hombros caen hacia delante, estoy tremendamente afligida.
-No vas sola -me recuerda Harold. Se señala el pecho con un dedo-. Si por mí fuera ya habrías vuelto a tu casa.
Doy un paso atrás mientras jadeo por la sorpresa.
-Si tanto quieres perderme de vista, me buscaré otro sitio para dormir.
Me giro para coger la espada y llevármela conmigo para buscar otro lugar donde quedarme hasta que partamos, pero Harold me agarra de la muñeca.
-No quería decir eso, lo has entendido mal -asegura con tono bajo-. Lo que quería decir es que si por mí fuera estarías de vuelta con tu familia tan pronto como quisieras volver.
Asiento lentamente y pestañeo varias veces para eliminar las lágrimas de mis ojos.
-Te ayudaré a volver a tu casa, lo prometo -asegura, dándome un apretón en la muñeca.
La situación se vuelve un poco incómoda durante el almuerzo. La esclava, de verdad que odio llamarla así, nos sirve el almuerzo y después se va. Harold tiene planeadas muchas cosas para estos días. Algunas de ellas incluyen el aprovisionamiento de lo que vamos a necesitar durante el viaje a Inglaterra.
No quiero sonar como una cobarde pero me asusta terriblemente tener que convivir con más de cincuenta hombres en un barco durante un montón de tiempo. Ni siquiera sé cuánto tiempo nos va a tomar llegar hasta allí, ni lo que voy a hacer cuando llegue.
-No sé qué voy a hacer -le confieso a Harold mientras estamos en su cama.
Me giro sobre mi costado y lo observo, tumbado boca arriba y mirando al techo de madera y paja.
-¿A qué te refieres? -pregunta, mirándome de reojo.
-A lo que voy a hacer cuando lleguemos allí -respondo casi con un suspiro-. ¿Adónde voy a ir? He estado tan concentrada intentando encontrar la forma de llegar que no sé cuál será mi siguiente paso.
Harold se mueve y se apoya sobre un lado para mirarme a los ojos.
-No te vayas -sugiere-. No tienes por qué irte, nadie te va a echar. Si ir te asusta, si no tienes ningún plan que seguir...
-No puedo -aseguro a la defensiva-. No puedo quedarme, Harold... Nada de lo que hay aquí me suena de nada. No sé cómo vivir aquí. ¡Por el cambio radical de Miley Cirus! ¡Mírame! Me he llevado toda mi vida viviendo en el futuro, con las comodidades del futuro, aprendiendo cosas que solo sirven en el futuro... ¿Cómo pretendes que me quede aquí? No podría sobrevivir sola.
Harold apoya su gran mano en mi brazo.
-Lo estás haciendo muy bien, puedes seguir así siempre. Puedes quedarte aquí, Sophia. No te voy a echar de mi casa, nunca.
«Sophia» Ha... él ha usado mi nombre verdadero y eso me ha dejado un poco estupefacta.
-Harold, eres sin duda la mejor persona que he conocido en mi vida. Pero si hay tan solo una posibilidad de que vuelva a casa, voy a tomarla.
Harold asiente, decepción cubriendo su cincelado y duro rostro. Me da pena, después de haber sido tan hospitalario conmigo y yo solo intento huir de su lado. Bueno, no es huir, ¿no? Más bien es volver al lugar al que pertenezco, donde está mi vida y el futuro que debo tomar.
-Siempre, siempre, tendrás un sitio en esta casa -promete con una sonrisa triste.
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LA HIJA DEL TIEMPO (ERA DE VIKINGOS) TERMINADA y CORRIGIENDO
Teen Fiction1ª PARTE DE LA SAGA "LAS HIJAS DEL TIEMPO" (CADA LIBRO ES INDEPENDIENTE) Sophia, de dieciocho años, está a tan solo unos meses de ir a la universidad. Aunque unos sucesos, que incluyen una tarrina de helado, hacen que termine en el siglo VIII. Un...