Una Muñeca Entre Los Milagros || Kuroko No Básquet Fanfic

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KISE

Yo estaba acostumbrado a trabajar con modelos hermosas. Había posado con las bellezas más exuberantes de este ancho mundo, sin embargo, ninguna se comparaba con ella.

Y no lo digo en tono romántico.

Tetsuna me gustaba, pero no de esa manera. Ninguna chica en realidad. Y es que yo, Kise Ryouta, era homosexual. Pero eso sólo ella lo sabía. Sólo alguien tan puro como ella podría aceptarlo.

-Todo está bien- repitió Kuroko-cchi por enésima vez-, tus padres lo aceptaran tarde o temprano.

-No lo harán, ellos me odian -sollocé.

El gimnasio estaba vacío. Hoy nos tocaba a Aomine y a mi hacer el aseo, sin embargo, Tetsuna le ofreció cambiar el lugar con ella a quien le tocaba el viernes. Supongo que ya se olía que algo me estaba ocurriendo, era de naturaleza atenta después de todo.

-No digas eso, Kise-kun. Tus padres te aman... Solo les es complicado aceptar... pero lo harán, de eso estoy segura. Te aceptaran.

Sonreí con amargura, dejando caer otro par de lágrimas sobre su hombro.

-Nunca te había escuchado hablar tanto -dije, sorbiendo mi nariz.

Ella sonrió.

-Mereces todas mis palabras -susurró y yo seguí llorando.

La Luna afuera ya se veia brillante sobre el cielo celeste. Pronto tendría que volver a casa y ver la mirada de odio en el rostro de mis padres. No quería hacerlo, no quería tener que encerrarme en mi habitación y poner la radio sólo para escuchar voces y fingir que no estaba completamente sólo.

-No estas sólo, Kise-kun -dijo.

Mis ojos se abrieron como platos al escuchar sus palabras. Era como si pudiera leer mis pensamientos.

-Gracias, Kuroko-cchi, gracias...

La noche siguió y sucedió lo que tenía que suceder. Llegué a mi casa, mi madre no estaba y mi padre fingió no oirme llegar. Entré a mi habitación y me acosté en la enorme y fría cama.
Cerré los ojos otra vez húmedos. No se cuanto tiempo pasaría hasta que de pronto el teléfono sonó.

-¿Bueno?

-Buenas noches Kise-kun.

Y con esas simples palabras, la noche ya no me parecia tan fría.

Era por eso que Tetsuna era la más hermosa chica para mí. Porque su calidez podía hacer mi vida algo menos miserable.