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Akashi

Mi vida era perfecta. Todo en en ella lo era también, incluyéndome. Yo tenía que ser perfecto. Sin matices o errores. Solo una figura de asertiva autoridad.

-Te equivocas.

Era por eso que lo odiaba. Escuchar esas palabras no era algo digno de un Akashi.
Arrugué el ceño y la miré fijamente.

-No, no estoy equivocado. Tu amas la vainilla, ese es tu sabor favorito...

-Ya no -dijo ella-, ahora prefiero el chocolate.

Estábamos en la banqueta a unas cuántas cuadras del Instituto. Veníamos del entrenamiento cuando se me ocurrió entrar a una tienda a comprar un batido para ambos.

-Pedí vainilla porque tu siempre pides vainilla.

-Sí, pero mi sabor favorito es el de chocolate -le dio otro trago a la malteada con dos popotes que compartíamos.

-Mientes -dije, entrecerrando los ojos.

-¿Porque mentiría en algo como eso? -preguntó en tono inocente.

-Para hacerme creer que he cometido un error.

-¿En? ¿Qué ganaría yo haciendo algo como eso? Akashi- kun, estas perdiendo la lógica.

Sentí como me aparecía un tic en el ojo nada mas escucharla.

-Muy bien, me niego a continuar está discusión -dije con aire digno.

-¿Quién dijo que estábamos discutiendo? Yo sólo señale que estabas en un error.

-Mira, mejor caminemos más aprisa para llegar a tu casa de una vez.

-Esta bien -asintió ella-, por cierto Akashi-kun ¿Por qué ustedes siempre insisten en acompañarme a casa?

- Porque es peligroso que andes por ahí sola, con lo delgaducha que eres -y lo bonita, quería decir también, pero temí que fuera a burlarse. Ya me había humillado bastante aquella noche.

-Oh, entiendo -Tetsuna desvío la mirada y continuó caminando a mi lado-. A veces, siento que ustedes me cuidan demasiado, es como si pensaran que no puedo valerme por mi misma.

No respondí enseguida a eso. Mejor me quedé mirando el cielo medio estrellado que se reflejaba en los charcos esparcidos por la banqueta.

-Llegamos -dijo cuando estuvimos frente a la casa en que vivía. Nada demasiado humilde ni demasiado extravagante, sólo una casa promedio.

-Gracias por acompañarme, Akashi-kun -dijo y me besó la mejilla para después entrar en su propiedad.

Yo llamé a mi chofer para ya no retrasar más mi regreso a casa. 

Una vez en mi habitación yo seguía pensando en cosas como malteadas de vainilla y estrellas en el agua. En pocas palabras, yo seguía pensando en ella.

Una Muñeca Entre Los Milagros || Kuroko No Básquet FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora