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Atsushi

Las gomitas azules son lo mejor de la vida. No, aguarden,  lo mejor de la vida son las gomitas rosas porque son las de fresa y...

-Murasakibara-kun, me aplastas.

Miré hacia abajo en la cabina del metro. Kuro-chin estaba de pie frente a mí. Parecía estarse ahogando al encontrarse pegada a la pared. Me hice hacia atrás y ella suspiró.

-Gracias, Murasakibara-kun.

Ya no dije nada más ni ella tampoco. Fuera de la cancha nuestra relación solía ser buena, pero supongo que cuando vas en un metro atestado de personas lo último que puedes hacer es hablar.

-¿Porque eres tan bajita? -de un momento a otro, le pregunté.

-Por la misma razón que tu eres tan grandote -ella respondió sin sonar enfadada.

-¿Es porque comes muchos dulces? -cuestioné, interesado. Nunca había visto a Kuro-chin comiendo algo más que su típica malteada de vainilla.

-Olvidalo, es cuestión genética, creo -dijo y se recargó en mi.

-¿Kuro-chin? ¿Que haces?

-Aprovecho tu genética.

Me quedé satisfecho con esa explicación y no me faltó mucho tiempo para volver a pensar en las gomitas de fresa. Aunque, viendo el cabello suave y enmarañado de Kuro-chin, ganas no me faltaban de darle un mordisco sólo para ver si era tan dulce como su aroma.

Una Muñeca Entre Los Milagros || Kuroko No Básquet FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora