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Akashi

Corrí todo lo rápido que pude. Poco me interesaba lo que los demás dijeran al ver mi rostro completamente desencajado.

Estaba en la escuela. Tenía hora libre, así que decidí ir a la pista a sentarme un rato en las gradas. El sereno aún caía y la niebla matutina aún no se había aclarado. Un grupo estaba en hora de deportes. No les estaba poniendo mucha atención, puesto que me hallaba enfrascado en algún libro, hasta que lo escuché.

-¡Juro que no estaba ahí antes! -gritó una voz femenina.

Levanté la mirada. Un puño de señoritas de aglomeraba entorno a algo que estaba en el suelo al inicio de la pista de atletismo.

-¿¡Cuánto lleva tirada ahí!? -exclamó alguien mas.

-¿Cuándo llego ahí?

-¿Va en nuestro salón?

Mis ojos se abrieron como platos. Sólo podían estar hablando de una persona.

-A un lado -ordené sin titubear. El grupo entero de chicas obedeció- ¿En donde está su profesor?-pregunté, mientras me acercaba más a Tetsuna.

Llevaba el uniforme de deportes y su cabello estaba húmedo por el sereno.

-Esta dentro, nos mando solos a la pista -respondió alguien.

Asentí y tomé a Tetsuna en brazos.

-La llevaré a enfermería. Dele alguien nota al profesor de ello.

No esperé respuesta. Salí de la muchedumbre con Tetsuna en brazos y seguí erguido hasta llegar donde la enfermera. Me quedé ahí hasta que ella despertó, poco después de la tercera hora.

-¿Akashi-kun? -preguntó con voz gangosa.

Suspiré con alivio.

-No te fuerces demasiado -dije tomando su mano-. Han pasado tu justificante a los profesores -anuncié- ¿Quieres que te lleve a casa?

Ella negó con la cabeza.

-Estoy bien aquí.

-Bien. Intenta dormir hasta la hora de salida, la enfermera  ha dicho que es anemia, debes tomar vitaminas y dormir bien, iré a decirle que te has despertado...

-Akashi-kun -me llamó, mientras apretaba mi mano impidiendo que me alejara-. Quédate... por favor.

Me quedé mudo con los ojos fijos en su delicada silueta bajo las sábanas.

-Está bien -fue mi mejor respuesta.

Al final, yo me quedé con ella todo el día. Los demás chicos del equipo vinieron a ratos y acabo por llevarla a su casa Murasakibara, ya que su viejo coche se hallaba aparcado en el estacionamiento de la escuela. Me despedí de Tetsuna, quien ya era capaz de mantenerse en pie y me fui a mi casa.

-De nuevo, Tetsuna -dije al aire, sentado a la orilla de mi cama-. Me has robado mi mente todo el día y toda la noche al parecer.

Una Muñeca Entre Los Milagros || Kuroko No Básquet FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora