Kazumi
Sostuve la cabeza de Su-chan antes de que se golpeara con el techo del auto. Shin-shan nos abrió la puerta trasera del viejo impala. Subí y acomodé a mi amiga para que se recargara en mí. Estaba tan débil.
-Quiero vomitar, Takao-kun -dijo y aferró sus frágiles dedos a mi sudadera.
-Aguanta un poco más, Su-chan, sólo un poco más.
Midorima me envío una mirada lastimera desde el retrovisor. No tardé en darme cuenta de que estaba llorando.
Tenía sentido, pensé. Yo también quería llorar.
-Takao-kun... me duele... -Su-chan gimió desde mi regazo.
A duras penas andaba vestida con un bóxer y una enorme camisa de patitos amarillos.
-Shin-shan, ve más despacio... le duele si nos vemos muy brusco.
-Le duele hasta el maldito oxígeno sobre su piel -gruñó entre dientes, pero se contuvo de decir más.
Yo sabía que, como todos, él quería quedarse en casa de Tetsuna y darle su merecido al desgraciado de su padre. Sin embargo, le agradecía profundamente que hubiera venido conmigo. Yo también necesitaba de alguien que me ayudara a soportar el ver a mi amiga de esa manera.
-Ya casi llegamos, Su-chan, resiste un poco más -acaricié su mejilla con delicadeza. Ella se estremeció.
Nosotros arribamos a casa de Akashi a eso de las dos de la mañana. Shin-shan tomó a Su-chan en brazos para llevarla dentro. Ella gimió ante el cambio brusco de posición.
-Tranquila Su-chan. Ya estas a salvo, tranquila.
Entramos a la casa. Yo coloqué a mi amiga en el mueble de la sala, y Shin-shan entró con toda confianza a una de las habitaciones y trajo una frazada para cubrir a Kuroko, y un botiquín para atenderla.
-Quiero darme una ducha, Takao-kun... por favor, necesito... necesito darme una ducha -Tetsuna nos rogó, y tanto Midorima como yo resistimos el llanto mirándonos.
-Deja que Shin-Shan te cure, Su-chan, y después yo te ayudo a que te des una ducha. Hay que aprovechar que hay bañeras lujosas aquí ¿No crees? -traté de bromear, pero Tetsuna no hizo más que temblar en mis brazos. Tragué, mis ojos yendo hacia Midorima como diciéndole que le tocaba.
-Voy a desinfectar los moretones y los... las otras marcas ¿Está bien? Dime si te duele -pidió, su voz sonando demasiado suave para creer que era suya.
Kuroko escondió el rostro en mi pecho, asintiendo, mientras apretaba los labios.
-Lo siento -dijo cuando Midorima comenzó a curarla-. Lo siento.
Por instinto, yo la apreté.
-No. No, mi nena, no te atrevas a disculparte. No por esto. Nunca por esto -pero, Tetsuna no pudo responder.
-Shin-Shan... -yo lo llamé porque no podía hacer otra cosa.
Shin-Shan sollozó, bajito, casi de forma imperceptible, mientras apretaba los labios.
-Lo sé, Takao... lo sé.
Nosotros terminamos nuestra tarea. Tetsuna dormitó junto a mí en el sofá luego de que la hube ayudado a darse el baño que quería.
-La veo y no puedo creerlo -susurré-. No quiero.
Midorima se limpió una lagrima que caía por su mejilla. Él había permanecido de forma inamovible junto a nosotras todo este tiempo. Al verlo, yo extendí una mano, invitándole a que la tomara. Él la tomó la instante.
-Eres el mejor novio y amigo que hay -le dije. Era cierto.
Yo traté de sonreír, sin embargo... sin embargo, por una vez, mi sonrisa fue tan triste que no pude traspasarle nada de alegría con esta.
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Una Muñeca Entre Los Milagros || Kuroko No Básquet Fanfic
FanfictionTetsuna Kuroko es una chica que puede ser confundida con dos cosas: 1. Una muñeca 2. Un fantasma Aomine, Kise, Akashi, Midorima y Murasakibara tendrán que aprender a tratar con una chica bastante peculiar, que se ganó un puesto en el equipo de la K...