Una Muñeca Entre Los Milagros || Kuroko No Básquet Fanfic

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Tetsuna

Sostuve la canasta de huevo y di un saltito.

-Pasen, pasen al mundo de los conejitos...

-Kuroko deja de repetir eso -pidió afligido Midorima con sus orejas verdes caídas sobre su espalda.

-¡Vamos, alégrense chicos! Los fondos para el club no se recolectan con esa cara de limón agrio -Kise, quien era el único que no parecía mosqueado por estar vestido de conejo y repartiendo dulces, habló con su amarillo traje resplandeciendo bajo el sol.

Estábamos en la semana de festival del colegio, una semana entera que atraía a invitados de diversas instituciones para convivir y sacar dinero para las necesidades de los diversos clubs.
La idea original era vender chocolates en forma de conejo, pero, como dejamos que Kise entregara la hoja del proyecto, de alguna manera los chocolates se convirtieron en botargas y nosotros en roedores gigantes.

-Atsushi, deja de comerte los dulces -ordenó Akashi. Como el ni en sueños se vestiría de conejo, sólo llevaba un par de orejas en una diadema sobre su cabeza.

-Como quiera nadie está comprando nada -se quejó el gigante.

-Eso es culpa de Tetsu -acusó Aomine.

-¿Mía?

-Sí. Si hubieras accedido a ponerte ese traje ¡Oi! -Midorima le dio un porrazo en la cabeza para después acomodar sus lentes.

-Kuroko nunca usaría algo que saliera de tu retorcida mente.

-O de una revista playboy -añadí.

-Es lo mismo -terció Akashi.

Seguimos discutiendo vestidos de conejos. Uno que otro estudiante pasaba por ahí y nos compraban algo pequeño, un chocolate, una paleta. Tampoco era como si de verdad nos urgieran los fondos. Por más que nos doliera en el orgullo admitirlo, estábamos haciendo esto casi que por mera diversión.

-Así que... -comenzó Akashi.

-Nunca volveremos a poner a Kise a entregar documentos -dije yo.

-Y voy a patearle el trasero en el próximo entrenamiento -aportó Aomine.

-Se acabaron los chocolates -dijo Murasakibara.

Yo sonreí. Nunca se los diría, pero ellos eran mi familia. Y pasar el tiempo a su lado era algo que atesoraba en lo profundo de mi corazón.