Te miro de lejos y no puedo evitar preguntarme
que hubiese pasado si años atrás te hubiera encontrado.
Si estaríamos juntos y sería inexistente e innecesario
este dolor que sentimos los dos.
El dolor que tu sientes al alejarte de mí
y el dolor que yo siento porque no debo amarte.
Estoy de luto, asesiné mi corazón.
Está muerto y enterrado.
Ya no quiero sentir más dolor nunca más.
Si hubieses llegado antes,
lo habrías hallado vivo.
Te has ido.
No puedo verte ya más.
Te rogaré que vuelvas sin que puedas escuchar.
Te voy a cuidar para siempre.
Te llevaré en el alma y bendeciré el que sea tu hogar.
Voy a rezar para que me olvides aunque yo no te pueda olvidar.
Y sacrificaré mi vida propia,
a cambio de que tú,
siempre seas feliz.
Hoy ya no estás conmigo
y en parte ha sido porque así lo he querido.
Dicen que una pareja debería separarse
cuando ya no hay amor,
no cuando se estén amando más.
Pero nuestra historia nunca ha sido igual a las demás,
desde un principio lo supimos.
Te di todo el amor que tuve en mis manos y en mi corazón,
me preocupé por ti,
te procuré,
mis ojos no tenían otra dirección
que no fuera tu mirada
aunque nunca pude verla si no fuera a través de una pantalla.
Te entregué mi alma,
pero sobre todo,
te entregué mi presente y mi futuro entero.
Toda una vida a tu lado era lo que yo más anhelaba.
Y aun así, nunca fue suficiente para ti.
No pude ser esa mujer que deseabas,
tengo un carácter fuerte,
lo reconozco,
pero ante ti siempre me doblaba,
eras tú mi mayor debilidad,
mi talón de Aquiles
