Tu regreso sólo me ayudó a entender más lo que soy.
A saber que no soy merecedora de medios tiempos
o de quedarme a esperar una titularidad.
Mis oídos ya no se paralizaron a oír esa voz que antes como víbora fue llenándolos de veneno.
Mis ojos ya no deseaban verte.
Y mis labios temerosos sintieron la presión de los dientes
porque no estaban dispuestos a volver a besarte.
Porque todo mi cuerpo me pedía a gritos que me alejara.
Porque yo, ya no volvería a amarte.
Llegaste,
intentaste
y fracasaste.
¿Y sabes por qué?
Porque todo en esta vida tiene su momento y tú querida señorita,
la desperdiciaste.
Hoy tuve las ganas y el deseo de decirte adiós, no vuelvas nunca.
Al decirlo, mis lágrimas ni aparecieron.Mi dignidad me abrazó.
Mi boca sonrió.
Mi corazón latió y mi mente entendió que
desde hace muchos meses para mí ya eras recuerdo.
Ya habías muerto.
Y los muertos no regresan.
Y yo sigo viva.
Sin tus recuerdos y sin nada.
Todo lo que fue, el tiempo lo ha dejado atrás,
debo confesar que tu recuerdo me dejo ahogada entre fotos,
queriéndote más,
entre cosas que no podía entender;
nunca imaginé perder la cabeza así por ti,
nada ni nadie contestaba mis preguntas,
las cartas que un día te escribí y que nunca te envié decían tanto de mí.
Pensé que nunca dejaría de amarte, que mi vida sin ti, nunca estaría completa,
me sentí sola y me desconocía a mí misma,
luchando contra el amor que te tenía,
tu sonrisa se fue opacando cada vez más,
tu rostro se desvanecía día tras día,
tus caricias se las llevaba el viento a cada instante;
nuestra canción suena cada vez menos
y tu nombre me es tan común,
que ya no me duele pronunciarlo
¿pero esto tu sola te lo buscaste verdad?