Quedemos para hablar.
Quedemos para hablar de nosotros.
Hablemos en ese lugar.
Ese lugar nuestro
en el que se nos olvida la importancia de decir adiós.
Y podemos pintar una historia paralela,
un nosotros que nunca fue pero que irónicamente siempre será.
Podemos pensar que es posible sentir el tacto a kilómetros unos cuantos centímetros más cerca.
Podemos imaginarlo,
no hay que esforzarse mucho,
Pero, venga.
Nuestra historia paralela.
Cuéntamela de tal manera que,
si supera la ficción,
será realidad.
Cuéntamela con esa canción que me gusta de fondo.
Sin prisas.
Saborea las palabras.
Así es más fácil engañarme
y hacerme creer que nuestra suma a medias
sí que puede acabar de formar un todo.
Descansemos de la culpa y la traición.
Desconectemos.
Creo que eso se nos puede dar bien y,
si no es el caso,
no pasa nada,
sólo nos ven las azoteas y las estrellas.
Somos invisibles, aunque definitivamente no invencibles.
Pero no dejes de contarme nuestra historia de lo que pudo ser.
Siempre me gustó el tono de tu voz.
Cuando me decias te amo que hermoso se sentia.
Ábreme los ojos de par en par ,
ese que insinúa ser para otros pero
grita a más no poder "sólo para ti".
Sabíamos que no eso no iba a nada,
y es por eso que me preguntaste si sabía lo que significaban los costes de oportunidad,
porque sabíamos que estábamos dejando pasar oportunidades
por empeñarnos en algo que a todas luces iba a acabar en fracaso.
Por algo que no iba a funcionar nos cerrábamos a opciones mucho mejores,
pero nos daba igual.
Pensábamos lo bien que lo pasábamos juntos,
aunque sólo fuera una noche,
nos merecía la pena.
Y, aunque pueda que no pueda ser,
aunque tenga final firmado
y le queden dos segundos para esfumarse en humo,
quiero que esto,
sea lo que sea, merezca una amarga pena.