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Recordaba sus palabras como si las hubiera mencionado ayer,

recordaba esas promesas

donde juraba vernos por el resto de nuestras vidas

sin importar las circunstancias y que el amor duraría por siempre;

hoy ya ni es parte de mi vida ni yo de la suya,

Yo la extrañaba cada día más que el anterior

visualizaba su nombre y su silueta en todos lados,

en los protagonistas de películas,

lo escuchaba a lo lejos en la calle

y hasta juraría que las letras de las canciones hablaban sobre ella,

su recuerdo me atormentaba no sólo de día,

sino también de noche colándose de puntitas en mis sueños 

Aunque al despertar la melancolía se adueñara de mi frágil

y testaruda osamenta que se había quedado una vez más sin vida,

con el corazón roto en las manos preguntándose

en qué momento él dejó escapar el amor que alguna vez juro que sentía por mí. 

Odiaba sentirme así,

tan frágil,

tan desprotegida,

tan renuente,

pensando que ella podía regresar en algún momento,

arrepentida de haberse ido,

pero en el fondo sabía que eso no era así,

que la realidad era tan diferente,

debía afrontarla y aceptarla como tal;

esa realidad donde ella jamás decidirá regresar,

esa donde quizás ya hasta tiene un nuevo amor

y mientras tanto yo aquí agonizando por este sentir,

que atormenta día y noche,

que arrebata las ganas de vivir,

las ganas de querer volver a sentir.

No comprendo cómo existen esas personas que un día te pueden bajar la luna y las estrellas,

que te pueden abrazar y besar de tal forma,

como si realmente sintieran verdadero amor;

y así de la nada simplemente decidan,

sacarte de sus vidas y seguir como si nada hubiera pasado,

tan normal sin dolor ni angustia alguna,

tan sólo desecharte como una simple pieza u objeto.

Mientras nosotros nos quedamos aquí con la cabeza hecha un lío,

con mil preguntas sin respuestas,

recolectando los pedazos de nuestro corazón,

buscando la forma de reconstruirlo

tratando de seguir con nuestras vidas.

Pero

¿cómo hacerlo si sabemos que aún existe ese latir en nuestro interior?

que nosotros no hemos encontrado ese botón

donde todo mágicamente se apaga y por lo tanto,

no logramos olvidar todos y cada uno de esos momentos.

Notas Para TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora