Por ti y por mí.
Por el pasado inevitable
por el futuro ineludible.
Por saber siempre por dónde van los tiros.
Por lo nuestro,
que espero que algún día sea más grande que todo lo demás.
Y, si no es así, que al menos sirva para escribir una buena historia.
Por eso de irte sin aviso y volver sin anunciarte.
Por las noches sin dormir y los días sin respirar.
Por nuestros juegos sin fin, mezclando partidas,
y al final sin saber si íbamos o veníamos.
Por dejar que pase lo que tenga que pasar.
Por quedarnos con la vista en el cielo
y olvidarnos de los pies en la tierra.
Por tu manera de hacer que las pequeñas cosas lo sean todo.
Y por que cuando te dispones a hacer algo grande,
lo haces con todas sus letras.
Por los días que no confías en mí,
te diré que estás en lo correcto.
Por todas las cartas escritas que espero que estén perdidas.
Por todas las veces que no contestaste.
Por los recuerdos resucitados cada vez que pienso en ti.
Por los pelos de punta,
los ojos al cielo
y los latidos acelerados.
Los repetiría una vez más.
Por todos los intentos de despedida
y todos los secretos guardados.
Por las veces que te hago elegir.
Y, sobre todo,
por tus elecciones.
Por todo eso que no confesaré jamás,
de una forma un tanto inexplicable,
quiero decirte que siempre me tendrás.
Pensé que nunca iba a poder decir esto,
o si lo decía me costaría el esfuerzo más grande del mundo
para haber conseguido no estar contigo un verano.
¿Quién me iba a decir a mi que esto pasaría sin darme cuenta?
Supongo que no puedo atribuirme todo el mérito de no haberte hecho caso,
y menos todavía el mérito de que no me haya costado.
Sé que si no hubiese tenido la mente en otra persona hubiese costado más,
pero ya sabes eso que dicen: "un clavo saca otro clavo"
y por fin he conseguido sacarte de mi cabeza
pero no de mi corazon.