Nerea
No me había dado cuanta lo mucho que había echado de menos ese cosquilleo en el estómago, esa sensación de tenerlo más cerca que nunca. Nos quedamos sentados con las manos entrelazadas, observando cómo la gente y los coches pasaban, disfrutando del silencio entre ambos.
El ruido de una puerta hizo que nos diésemos la vuelta.
Eran Koke y Nora, salían de casa riendo y sin parar de mirarse el uno al otro, este día no podía ir mejor.
Algo brillante en la mano derecha de Nora llamó mi atención, era el anillo de compromiso, lo llevaba puesto de nuevo. Recuerdo cuando se lo vi por primera vez, en la cena de bienvenida en la piscina, cuando anunciaron la boda, no se lo quitaba ni un segundo. Ahora al parecer todo volvía a ser como antes y me alegraba que así sea.
Le sonreí a Nora y a Koke a lo que ellos se miraron entusiasmados y me devolvieron la sonrisa, lo que significaba que la boda seguía en pie y quedaban unos meses para prepararla toda.
—¿Y esto?— preguntó Nora con los ojos como platos señalando nuestras manos entrelazadas. Miré a Antoine y me planteé el soltarle la mano ya que notaba como me ruborizaba pero esa idea se esfumó al instante y le devolví la sonrisa.
—Hemos vuelto— dije finalmente más feliz que nunca. Para ser sincera creo que si un mes antes alguien me hubiera dicho que iba a volver con él no le hubiera creído.
Nora soltó un grito ahogado y se lanzó a mis brazos. Comenzó a llorar de la emoción en mi hombro mientras me decía gracias. No sabía por qué me decía eso, yo solo había hecho lo que cualquier amiga hubiera hecho pero decidí sonreír y devolverle el abrazo.
Nos despedimos de la familia de Nora la cual estaba muy feliz que todo estuviera bien y todo siguiera como antes y nos fuimos a Madrid de nuevo.
Cuando llegamos a nuestra ciudad Antoine insistió en que me quedara en sus casa a dormir, pero no podía necesitaba ir más despacio esta vez.
Dejamos a Koke y Nora en casa de este y nos quedamos de nuevo solos pero esta vez en un espacio mucho más reducido.
—Gracias— dijo cogiéndome de la mano y trazando pequeños círculos en ella que hacían que me estremeciera.
—¿Por qué todo el mundo me dice lo mismo? No he hecho nada en especial...— contesté poniendo los ojos en blanco.
Y era cierto puede que hubiera sido yo la que animó a Koke para que fuera a por Nora pero eso lo haría cualquiera. Eran mis dos mejores amigos y no podía soportar verlos así.
—Claro que has hecho algo especial, Koke me ha contado que si no hubiera sido por ti, no hubiera ido a buscar a Nora y su vida seguiría siendo una mierda como estos últimos días y a mí... me has hecho feliz... muy feliz, me has perdonado y era lo único que podía pedir. Gracias de verdad.
—Son mis amigos y quiero lo mejor para ellos y a ti... te he perdonado porque... te quiero... muchísimo y creo que me arrepentiría si no hubiera hecho esto.
Paró en el semáforo que había antes de llegar a la fraternidad el cual casualmente estaba en rojo, y me dio un tierno beso.
Cuando llegamos a la fraternidad, esperó a que subiera los cuatro escalones para llegar a la puerta y antes de entrar, me giré y tal y como habíamos hecho estos últimos meses, me guiñó un ojo y se marchó. Me quedé mirando el coche unos segundos hats que este se convirtió en un punto rojo en la oscuridad y entré en la casa. Era tarde, de hecho era muy tarde para estar despierta todavía pero no tenía sueño, había dormido tanto en el viaje de ida como en el de vuelta y ahora lo que más me apetecía era tomarme una copa. Antes de subir a la habitación, cogí un vaso de plástico de los que había para las fiestas, y eché un poco de vodka en él.Di un sorbo y me relamí los labios, esto era lo que me quedaba para completar un gran día como hoy.
Subí las escaleras y entré en la habitación cerrándola con pestillo.
Me puse un pijama de verano ya que el calor que inundaba la habitación era insoportable y abrí la ventana dejando que la brisa del anochecer eliminara el calor.
Dejé el vaso a un lado de mi escritorio y me senté en la mesa. Mañana era mi último día de universidad antes del examen y quería ponerme al día. Con ayuda del vodka y algún mensaje cariñoso de Antoine conseguí adelantar todo lo que necesitaba.
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La mañana siguiente, el sonido de una alarma me despertó, desbloqueé el teléfono y por suerte dejo de sonar ese insoportable ruido.
Me había dormido sobre todos lo apuntes los cuales estaban un poco arrugados.
Antes de volver a cerrar los ojos, miré el reloj.
—Mierda— grité más alto de lo que hubiera querido.
Quedaban tan solo cinco minutos para que David me viniera recoger o sino llegaría tarde. Dejé de lado la posibilidad de que no viniera por lo ocurrido hace un día y fui corriendo al baño mientras mis pasos retumbaban por todo el pasillo. Me lave los dientes y la cara ya que no había tiempo para maquillarse y volví a mi habitación. Cogí lo primero que encontré en el armario y me lo puse. Recogí todos los libros y cuadernos que había encima de la mesa, los metí en la mochila junto con el móvil y bajénlas escaleras a trompicones.
Ya comenzaba a haber gente en la cocina pero la mayoría seguían en la cama.
Salí afuera, eran las ocho, quedaban tres cuartos de hora para que las clases empezaran. Conociéndolo tendría que estar en un minuto o dos ya que como yo, era un maniático de la puntualidad y normalmente le gustaba estar un cuarto de hora antes.
Cinco minutos, diez minutos, quince minutos... no había ni rastro de él.
Revisé el teléfono en busca de algún mensaje, dando algún tipo de explicación lógica pero nada.
De pronto un coche apareció por la esquina.
—¿Te llevo?— dijo mirándome con sus preciosos ojos azules.
—Gracias a Dios— contesté mientras abría la puerta del copiloto y me sentaba. —¿Cómo sabías que estaba aquí?
—Pura suposición— dijo Antoine riendo. —¿A quien esperabas?
—A David— contesté sin pensar lo que decía demasiado ocupada mirando el reloj de mi móvil. Mierda... no debería haberle dicho nada. La última vez que David y Antoine estuvieron juntos fue en aquella discoteca y no acabó bien.
—Ah, ¿Te viene a buscar de normal?— preguntó indiferente aunque por dentro sabía perfectamente que estaba ansioso por escuchar la repuesta.
—Si...
—¿Por qué hoy no?
Me estaba comenzando a poner nerviosa con tanta pregunta.
—No lo sé...
Lo sabía perfectamente, David estaba molesto y avergonzado por lo que había pasado la última noche y lo entendía pero no tenía porque dejarme tirada, en mitad de la nada sin siquiera avisarme.
Me despedí de Antoine con un corto beso en los labios y entré en la universidad.
Quedaban cinco minutos para mi primera clase y el aula se encontraba en la planta de arriba.
Cogí aire antes de pisar el primer escalón y comencé a subirlos de dos en dos más rápido de lo que jamás hubiera imaginado.
Sin aliento, mientras el sudor caía por mi frente, entré al aula, genial, había llegado.
Busqué con la mirada mi sitio y suspiré cuando vi que nadie me lo había quitado. Fui corriendo a él y me senté. Había estado tan pendiente de estar puntual que me había olvidado por completo de David. Lo busqué con la mirada por la clase y lo encontré en uno de los sitios de la primera fila, puede que ahora se hubiera librado pero no ocurriría lo mismo en el descanso.
Espero que os haya gustado, no os olvidéis de seguirme, votar por la novel y comentar vuestra opinión:)
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"Sin ti no soy nada" TERMINADA [Antoine Griezmann]
FanfictionÉl no sabía que existía, ella lo amaba. Él creía que todas eran iguales, hasta que la conoció. En ese momento, todo cambió.