Capítulo 10

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Mi cabeza daba vueltas en la almohada repleta de lágrimas, era imposible conciliar el sueño después de la charla que tuve con mi hermano anoche. Me negaba a aceptarlo. Tenía ya veinte años y nadie tenía porque organizarme la vida.

Miré el reloj de la mesilla de noche. Eran las siete y media de la mañana. Era domingo y tenía que estudiar para un examen de la semana siguiente así que para despejarme un poco antes de empezar, me puse mi ropa de deporte y salí de casa dispuesta a hacer un poco de ejercicio ya que últimamente no había tenido mucho tiempo y me sentía más estresada que nunca. Con la música de los auriculares en mis oídos estaba dispuesta a darlo todo en una mañana de frío como la de hoy. La nieve que había caído desde la noche anterior cubría gran parte de la carretera y suelo. Siempre había odiado el invierno si no fuera por Navidad la cual ya pasó hace poco más de un mes.

Seguía corriendo sin ningún límite, solamente hasta que no pudiera más. A la media hora decidí volver recordando que tenía que estudiar mucho ese día y cuanto antes acabara, mejor.

Cuando llegué a casa pude encontrar a mi madre tomándose su primer café del día en el sofá mientras veía las noticias de primera hora.

—Buenos días— dijo mi madre tomando un sorbo de la taza.

—Hola— contesté fríamente. No podía soportar el no comportarme de esta manera con mi madre debido a la decisión que había tomado sin consultármelo a mí y que probablemente cambiaría mi vida entera.

—¿Has hablado con tu hermano?

—Si— contesté algo sorprendida parándome en seco en las escaleras mientras el sudor caía por mi frente.

—¿Y?

Sin responder a su estúpida pregunta, cerré los ojos desquiciada de que tuviese el valor ahora de preguntarme mi opinión y no antes.

Cogí la ropa que llevaría durante el día y me metí en el baño para darme una rápida ducha de agua fría.

Minutos después, fui a mi cuarto mientras me colocaba un moño para que ningún mechón rebelde me molestara.

Me agaché y cogí los libros que se encontraban en la mochila. Dirigí la mirada de nuevo hacia el reloj de la mesilla. Eran las nueve, hora perfecta para empezar a estudiar.

Eché un vistazo a mi mesa desordenada y perezosamente la comencé a ordenar intentando no dejar nada que me distrajera a la hora de estudiar.

Cuando la mesa ya estuvo ordenada, puse todos los libros en una esquina de la mesa. Sería un examen global de varias asignaturas entre las que estaban Matemáticas, Física, Química, Biología, Ciencias Sociales, Literatura y algún idioma como Inglés.

Después de darle muchas vueltas, decidí empezar con Física y las fuerzas, ya que era lo más duro del examen y lo que más me costaría.

Terminé la mañana habiendo estudiado todas las asignaturas pendientes para el examen. Cuando acabé pasé de la silla a la cama y respiré hondo, ya que no había parado durante toda la mañana.

Justo en el momento perfecto sonó mi teléfono.

Alargué la mano hasta la mesilla que se encontraba a un lado de la cama y lo alcancé. Era Antoine. Una sonrisa inocente se dibujó en mi boca.

—Hola amor— dijo al otro lado de la línea.—¿Qué tal llevas el día?—

—Bien...—dije triste al recordar la mudanza.

—¿Te ocurre algo?— preguntó preocupado.

—No es solo... prefiero decírtelo en persona, ¿podemos quedar después de comer en mi casa? Me gustaría hablar contigo.

"Sin ti no soy nada" TERMINADA [Antoine Griezmann]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora