Capítulo 50

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Tiré la nota al suelo y me senté en el borde de la cama apoyando los codos en mis muslos. Una lágrima de ira más que de tristeza cayó de mi ojo derecho.
¿Por qué me hacía esto? ¿Por qué me hacía sufrir de esta manera? Estaba muy cansada de que mi vida con Antoine fuese así siempre, ¿y si no era el amor de mi vida?
Antoine
No podía creer lo que acababa de hacer, mi día al abrir el buzón no había comenzado bien y ahora ella lo acababa de empeorar.
Cogí el móvil, la cartera y las llaves del coche, los metí en los bolsillos del pantalón y salí por la puerta del gimnasio que daba a la piscina. Fui caminando hacia el coche a paso ligero y abrí la puerta. Antes de arrancar, cerré los ojos y respiré hondo planteándome lo que iba a hacer. Sabía que estaba mal y también sabía que ella se iba a enfadar conmigo y que las consecuencias serían malas. No sabía el motivo, pero necesitaba esto, necesitaba salir, respirar y estar yo solo aunque solamente fuera por unos insignificantes y cortos segundos. Metí las llaves en la pequeña rendija que se encontraba debajo del volante y arranqué.
Comencé a conducir por las infinitas calles de Madrid hasta salir de la capital. Mi teléfono comenzó a vibrar en el asiento del copiloto nada más entraba en la ciudad vasca. Paré a un lado de la carrera y cogí el móvil. El nombre de Koke apareció en la pantalla.
—Tío, ¿qué coño te crees que haces?— preguntó mi mejor amigo gritando.
—¿Qué ocurre?
—Me ha llamado Nerea, llorando, no sabe dónde estás.
Chasqueé la lengua y apoyé mi brazo en la ventanilla. No podía poner ninguna escusa ya que 1) era mi mejor amigo y 2) seguramente Nerea le habría contado todo.
—Estoy asustado— dije finalmente mirando la guantera.
—¿Por qué?
—Por todo, lo que le pasó a Nerea, el niño, todo lo que ha pasado esta mañana...
—¿Qué ha pasado esta mañana?, Nerea estaba llorando y apenas le entendía lo que quería decirme.
Cerré los ojos sintiendo el dolor de mi corazón al imaginarme al amor de mi vida llorando por mi culpa, ¿por qué le  estaba haciendo esto?
Me acomodé en el asiento y mi cabeza comenzó a dar vueltas mientras pensaba todo lo que le iba a contar.
—Esta mañana me he despertado más temprano que de costumbre, me he preparado el desayuno y como Nerea estaba dormida he salido a coger el correo. He recibido una carta— dije suspirando mientras abría la guantera y sacaba de ella un gran sobre amarillo.
—¿Qué tipo de carta?— a pesar de que no la podía ver, sabía perfectamente que estaba incluso más preocupado que yo.
—Una carta... médica— dije mientras frotaba mi frente.
En todo lo que llevaba de mañana había conseguido leer los dos primeros párrafos de la carta y no me atrevía a leer lo demás por miedo, por lo que pudiera estar escrito en la carta.
—Tengo una lesión en la pierna derecha, ahora no es mucho, por lo tanto podré jugar los siguientes dos partidos pero luego, la lesión ira a más y... me tendran que operar.
Un intenso y largo silencio inundó el coche. Intenté pensar en algo que quitara hierro al asunto pero me resultaba imposible, no me imaginaba ocho meses sin poder jugar.
—¿Cuánto tiempo tienes que estar de baja?— preguntó Koke resoplando.
—Ocho meses, siete o seis si va muy muy bien y nueve o diez si no va del todo bien— dije mientras quitaba el sudor de mi frente,
—...¿Qué ha pasado con Nerea?— preguntó cambiando de tema al instante.
Agradecía tenerlo ya que sabía el momento exacto en el que cambiar de tema y hablar de otra cosa, ya que a pesar de que no era mejor que el anterior me ayudaría a olvidarlo, por lo menos por unos minutos.
—Nada más volver de coger el correo, me he tumbado en la cama pero a los segundos el timbre ha comenzado a sonar...
—Los periodistas— masculló.
—Exacto, al principio he decidido ignorarlos pero a la décima ya no podía suportar el puñetero sonido y me he levantado. Nora también se ha despertado y a pesar de que le he avisado que se quedara en la habitación, ya sabes cómo es y ha bajado y contestado a todas las preguntas. Lo que significa que mañana lo más probable es que estemos en la portada de muchos de los periódicos y revistas y un artículo sobre nuestro bebe— dije imaginando los diferentes titulares que podría tener la noticia.
—¿Lo ha contado?— preguntó al parecer algo incrédulo.
—Si, a pesar de que le dije que no— contesté frunciendo el ceño.
Estaba enfadado con ella, si, claro que lo estaba pero no era nada comparado con el miedo y la angustia que se apoderaba de mí a más no poder.
—No puedes obligarla a hacer algo que no quiera.
Lo sabía, pero me jodia que mi mejor amigo me lo recordase. Ella tenía el suficiente criterio como para decidir por ella misma que quería hacer pero por otro lado, el niño era de los dos. Nada más pensar esto último la angustia que se acumulaba en mi pecho creció al pensar cómo sería el bebe, nuestro bebe. Aparté todos estos pensamientos ya que me derrumbaría en cualquier momento y me centré en Koke el cual había estado hablando y yo ni siquiera le había escuchado.
—¿Ahora qué vas a hacer?— preguntó entre suspiros.
—No lo sé... no lo sé— contesté recostándome sobre el asiento.
De repente una punzada de dolor recorrió mi pierna derecha. Llevaba tiempo con alguna que otra molestia pero nunca había sido tan fuerte.
—¿Estás bien?— preguntó Koke ya que sin darme cuenta había soltado un gemido de dolor.
—Si... no ha sido nada, tranquilo— afirmé mientras daba pequeños pero dolorosos masajes en la pierna.
—Vale—contestó inseguro. —Tienes que volver.
—No puedo, no todavía.
Un gruñido salió del otro lado del teléfono.
—¡Tio despierta joder, no puedes andar así! ¿Lo entiendes? Es tu novia y no puedes dejarla tirada cuando te de la puta gana... joder— dijo gritando.
—Claro, para ti es muy fácil, tú con Nora no tienes estos problemas... como sois la parejita feliz.
—Mira, ¿sabes qué? haz lo que te de la puta gana, pero te voy a decir una cosa, Nora te ha dado muchas oportunidades no pretendas que te vuelva a dar otra.
—Ahora no me vengas con esas
No podía creer que me estuviera soltando todo esto de repente. Era mi amigo, ¿no se suponía que debería apoyarme?
—Adiós Anto.
—Anto es solo para los amigos— dije finalmente y colgué. Sabía que estas palabras le habían dolido a él tanto como a mí decirlas.
Tiré la carta con el móvil a la parte trasera del coche y salí a la autopista. Por mucho que me jodiera admitirlo, Koke tenía razón, había dado a Nora demasiadas razones para no volver a estar conmigo. Tenía que volver antes de que fuera demasiado tarde, antes de que la perdiera, para siempre.
Siento tardar tanto en escribir estos días y no publicar cada día pero el colegio me tiene muy ocupada y no he podido apenas escribir. El final se acerca y sé que me mataréis cuando llegue xd.

"Sin ti no soy nada" TERMINADA [Antoine Griezmann]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora